Como podéis ver en las fotos, me he liado la manta a la cabeza y me hecho mi propio bunker en el jardín de mi casa. Tengolf me ha pedido que cuente cómo lo he hecho, así que allá voy, veréis que no es difícil. Esto es como bricomanía, pero sin barbitas…
Lo primero y esencial es que tu mujer no sepa nada. Lo segundo, estar desempleado y lo tercero, muy aburrido.
Si reúnes esas tres condiciones ya estás listo para empezar. Le había hecho un arenero al enano (su hijo Max) el año pasado, pero entre que está loco con el golf, que al final el arenero tampoco lo usa tanto y que debajo del árbol, que por cierto tiene una casita, no crece muy bien la hierba, pues ayer me dio la picada y dije qué leches, ¡me voy a hacer un pot bunker y un green ‘pa’ echarnos las partiditas este veranito!
Así que nada, ayer cogí, vacié el arenero (con un remolque vas a una cantera y te traes arena finita, clave) y con una pala me puse a cavar. Haces un butrenque y si tienes un tubo de pvc en medio del bunker, le puedes hacer un drenaje para que no se encharque mucho cuando llueva. Lo único malo es que al estar tan pegado al árbol había alguna raíz gorda y no pude hacerlo muy profundo, pero como el niño tiene dos años, tampoco iba a hacer un bunker como el del 17 de St. Andrews.
Cuando te pones a cavar puedes utilizar los primeros seis u ocho centímetros de hierba y tierra para sacar trozos de tepes que después puedes colocar para hacer la pared del bunker. Es muy sencillo, sólo tienes que dejar una franja de unos 25 centímetros de ancho dónde vas a ir colocando los tepes para que formen la pared con el alto que prefieras.
Una vez tienes el boquete hecho, le pones una malla geotextil debajo para no perder la arena, porque si no os aseguro que se pierde… yo tenía algo parecido por el garaje. A los bordes del bunker le vas dando forma con la pala y con agua y lo vas prensando para que quede sólido, como cuando haces castillos en la playa. Después echas la arena, riegas un poquito si quieres que tarde menos en estar preparado y listo…
Lo hice en una tarde con un niño de dos años mientras jugaba con las lombrices. ¡Facilísimo y para toda la familia!
