Os escribo mientras estoy pasando unos días de descanso, sereno y tranquilo, porque yo creo que mis problemas son más de confianza que otra cosa. Sigo notando esa falta de ilusión. O mejor dicho, falta de fe en que las cosas puedan cambiar. Es como si siguiera esperando a engancharme a los buenos resultados para cambiar las cosas, en vez de cambiar las cosas para que lleguen los buenos resultados… No sé si me explico.
Pero es que ya no sé por dónde meterle mano a la cuestión, esa es la verdad. No es fácil. El principal problema que veo es que he perdido muchas de las cosas buenas que yo traía de serie. Es decir, esas cosas que no tienen nada que ver con la técnica o un trabajo específico.
Por ejemplo: yo era un tío que me divertía mucho cuando llegaban esos momentos de presión máxima, cuando ves que ya te la estás jugando para conseguir el objetivo que sea. Disfrutaba de verdad en esas situaciones y eso era algo que yo tenía. Ahora no es así. Otro ejemplo: siempre me he cogido buenos calentones en el campo cuando fallaba golpes, pero enseguida tenía las ganas y la ilusión de cambiar las cosas y de darle la vuelta al resultado. Ahora no tengo esa energía.
Físicamente estoy bien, aunque la protrusión en la espalda es algo que tengo ahí y que siempre, siempre, noto como una ligera molestia. Pero ese no es el problema. El origen de todo, creo, está en cuando traté de cambiar el swing para mejorar aún más porque me había puesto el nivel de expectativas altísimo. Las cosas no salieron y eso empezó a generar una desconfianza… Y hasta hoy.
Está claro que no voy a rendirme. Comenzaré a jugar a partir del KLM y desde ahí seis semanas consecutivas: KLM, Italia, Porsche, Alfred Dunhill, British Masters y Portugal. Ya os iré contando cómo va todo…
