Cambio de etapa. Como algunos ya sabréis, hace poco me he puesto a trabajar con un nuevo entrenador, Brad Malone. También he decidido finalmente dejar de trabajar con mi profesor de los últimos once años, Pepín Rivero. Y se hace muy difícil dejarlo con quien llegaste a ser Número 19 del mundo…
Pero creo que ha llegado el momento de apostar por otro camino. No va a ser sencillo, porque estoy afrontando cambios importantes en el swing y todavía me encuentro con esa sensación de estar entre dos ríos. Para no aburriros: ahora mismo mi stance está un poco más alejado de la bola y uno de los ejercicios sin bola que más he estado haciendo en los últimos días tiene que ver con realizar un swing exagerado de tal manera que en lo alto del backswing vea la cabeza del palo caer por mi flanco izquierdo.
Como comprenderéis, no se trata de poner todo en práctica en este Open de España. Ni yo puedo ni quiero renunciar a hacerlo bien en este torneo. El plan, aunque sea muy complicado de poner en práctica, no pasa por llevar todo esto al campo mientras compito, sino dejar que salga lo que tenga que salir, aunque sea un tanto por ciento ínfimo. No sé si me explico, pero es evidente que queda mucha tarea por delante. Creo que todo tiene su lógica. Después de cuatro años sin estar cómodo pegando a la bola es razonable que busque cambios.
Os cuento un último detalle: ahora es tal la información que tienes que almacenar en tu cabeza que mi nuevo entrenador y yo hemos llegado a un pacto: tengo terminantemente prohibido analizar en video el nuevo swing que estamos construyendo, con la idea de que no me vea muy raro y contamine el trabajo.
