Inicio Blogs Carlota Ciganda Y yo miraba a la bolsa y sólo veía trece palos…

Y yo miraba a la bolsa y sólo veía trece palos…

Compartir

Inbee Park no perdona. Qué os voy a contar de ella que no sepáis. Qué semana de torneo en México y qué jornada el domingo. Las sensaciones en el campo fueron muy buenas, desde el primer día. Torneo increíble, aunque por desgracia no pude ganar. ¿La razón? Creo sinceramente que con otra jugadora habría podido ganar, pero con Inbee…

El domingo salí convencida de que podía darle caña. Estaba jugando muy bien, me sentía a gusto y lo intenté por todos los medios. Empecé muy fuerte, con un eagle y varios birdies, pero Inbee no se inmuta. Da igual que haga cinco birdies seguidos que cinco bogeys (nunca los hace). Ella siempre tiene la misma cara, el mismo gesto, la misma tranquilidad. El domingo fue un gran ejemplo del tipo de jugadora que es. Yo estaba jugando muy bien, pero ella sale, te hace ocho menos y listo.

Quiero dar las gracias a Lorena Ochoa por el torneo que tiene, a los patrocinadores y a todos los aficionados que fueron al campo a animar. Hubo un ambiente espectacular. Nos sentimos todas muy a gusto. La gente es una pasada, muy agradable y educada. Además, estuvieron mis padres, así que la semana fue redonda. Siempre es bueno tener a los tuyos cerca y sentir su calor. A mí me ayuda.

El torneo estuvo marcado por lo que sucedió el domingo, pero hubo dos anécdotas durante la semana que no os quiero dejar de contar. Una explica muy bien cómo es esto del golf, y la otra es sólo para que veáis que, a veces, la vida de una golfista fuera del campo también puede ser muy estresante.

Mi llegada a México fue para enmarcar. No me vi la cara cuando abrí la bolsa de palos, pero me la puedo imaginar. Empecé a contar y me salían trece. Y yo no, no. Volvía a contar. Y otra vez trece. Y otra vez no. Y otra vez trece… Efectivamente, me había dejado en Pamplona el pitching wedge. El despiste es de campeonato, pero tiene una explicación. Cuando estoy en casa, muchas veces cojo el pitch y me pongo a tirar algunas bolas en el jardín. Lo hice el día antes de viajar y dejé el palo apoyando contra una pared… Allí debe seguir.

Lo primero que hice cuando llegue al campo de México fue pedir un pitching, me daba igual, el que que fuera, y me consiguieron un antiguo R7 para amateur de hándicap 48 con una cara enoooorme. Es lo que había. Pues nada, jugué con ese palo y jugué muy bien, para que veáis cómo es esto.

La otra anécdota ocurrió el sábado. No llegamos a tiempo a nuestro tee time. Parece increíble que pueda pasar, pero así fue. Salimos del hotel dos horas y cuarto antes de la salida. Íbamos en el autobús con Minjee Lee, Suzann Pettersen y Angela Stanford cuando de repente nos encontramos con la madre de todos los atascos. Jamás he visto tanto coche junto como ese día. Por lo visto empezaban dos días seguidos de fiesta para los mexicanos y salían todos de vacaciones. Qué horror. Tardamos más de dos horas para un trayecto de cinco kilómetros. El agobio fue importante, aunque al final nos reímos todas comentándolo. Las cuatro estábamos en el top ten del torneo. ¿Os imagináis si nos descalifican? El LPGA lo entendió perfectamente y retrasó nuestras salidas.

Por cierto, una última cosa, en mi último blog ya os comenté que Javi Urquizu y yo nos habíamos separado, pues bien, en México me ha llevado la bolsa Mark Wallington, que es el caddie habitual de Melissa Reid. Lo conocí en la Solheim Cup, cuando jugamos juntas, y como ella no juega estas semanas se ha venido conmigo.