Inicio Blogs David Durán Adrián, a lo mejor aquello tiene algo que ver con esto…

Adrián, a lo mejor aquello tiene algo que ver con esto…

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Adrián Otaegui en el Volvo China Open. © Golffile | Phil Inglis

La carpa de prensa del Trofeo Hassan II está junto al putting green donde trabajan los jugadores. De hecho, desde tu asiento puedes ver, o intuir, a través de un enorme ventanal de plástico de transparencia algo difusa quiénes se encuentran dándole al putter. Sea como sea, cada vez que sales o entras es imposible no echar un vistazo más pormenorizado porque lo tienes realmente al lado y, si llevas prisa, hasta lo cruzas de parte a parte para evitarte el rodeo, ya que la acreditación te lo permite…

Y allí estaba Adrián Otaegui casi de forma permanente. Antes, durante y después.

Adrián Otaegui en el Open de España 2018. © Golffile | Thos Caffrey
Adrián Otaegui en el Open de España 2018. © Golffile | Thos Caffrey

Vayamos unos días más atrás. Justo después de firmar la última tarjeta en el Open de España y de finalizar en duodécima posición, a siete golpes del ganador, Jon Rahm, me contaba Adrián, con esa naturalidad y flema que lo caracteriza, que su juego de tee a green había estado aquella semana incluso para metas más altas, pero que no había encontrado el camino con el putt. Las estadísticas no desmentían su apreciación: fue de los tres mejores desde el tee durante la semana, uno de los quince mejores en greenes en regulación y, en efecto, su rendimiento en los greenes anduvo lejos de los mejores, aunque tampoco fuera un desastre…

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Unas horas más tarde, como quien dice, allí estaba Adrián, en el putting green del Royal Golf Dar Es Salam, dale que te pego. El martes fue uno de los últimos en abandonarlo después de una larga sesión. Pero larga, larga. Y el miércoles nos dio la sensación de que no iba nunca a salir de allí. “Creo que me crucé en el putting green con todos los jugadores” que iban entrando o saliendo a practicar, nos decía el jueves a mediodía mientras sonreía. En total, no menos de seis horas afinando el estoque.

El Hassan II lo cerraría con una más que decente 19ª posición y quizá, sólo quizá, recogiera de verdad el fruto maduro en China. Puede que aquello tuviera algo que ver con esto.

Adrián Otaegui  en la ronda final del Volvo China Open. © Golffile | Phil Inglis
Adrián Otaegui en la ronda final del Volvo China Open. © Golffile | Phil Inglis

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Se puede ir más allá. Ya no son las horas, porque al fin y al cabo es moneda común entre los profesionales dedicarle más tiempo a aquella parcela del juego que cojea. Es la intensidad. La calidad de su trabajo. Seis horas de labor del joven vasco equivalen a cinco horas y cincuenta y siete minutos de trabajo bien hecho. Los tres minutos sobrantes son los que dedica a saludar o despedir a todos los que van llegando o se van yendo. Del mismo modo que, mientras compite, apenas dedica tiempo y energías a nada que no sea andar metido en el golpe a golpe, la pura competición.  Es su sello, así entiende él su profesión. Hay que valer para ello o haberlo mamado. Muy mal, desde luego, no le va…

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