Inicio Blogs David Durán Algunas dudas sobre el sistema de clasificación para la Ryder

Algunas dudas sobre el sistema de clasificación para la Ryder

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Thorbjorn Olesen celebra su victoria en el Open de Italia. © Golffile | Eoin Clarke
Thorbjorn Olesen. © Golffile | Eoin Clarke

El multiplicador de 1,5 en los puntos de las listas europea y mundial ha revolucionado la clasificación para la Ryder hasta límites insospechados. Es un factor que introduce variantes muy emocionantes, sin lugar a dudas, pero que resta valor a la regularidad durante el año Ryder.

¿Tiene sentido que Justin Rose sólo aventaje en 800.000 puntos por la lista europea a Thorbjorn Olesen, después de haber ganado el HSBC (campeonato del mundo) y el Turkish Airlines (Rolex Series) y de haber quedado 12º en el Masters, frente a los mayores méritos del danés en el año Ryder, que son su victoria en Italia y un quinto puesto en Turquía?

Justin Rose posa con el trofeo de campeón del Fort Worth Invitational.
Justin Rose posa con el trofeo de campeón del Fort Worth Invitational.

Aún peor. ¿En qué cabeza cabe que el propio Rose sólo aventaje en 83 puntos en la lista mundial a Francesco Molinari? Tomemos nota de los logros del inglés en el año Ryder: fue segundo en el BMW (playoffs de la FedEx), ganó el HSBC y el Turkish Airlines, como ha quedado dicho, fue 4º en la Final de Dubai, ganó el Indonesian Masters, fue 3º en el Arnold Palmer, 12º en el Masters, acaba de ganar el Fort Worth Invitational… Toda esta retahíla, con cuatro triunfos, y en la que nos dejamos en el tintero un montón de top ten más, frente a la victoria del italiano en Wentworth, su 2º en Italia y un 6º puesto en el Open de Italia del año pasado. No tiene ningún sentido.

Más preguntas. ¿Cómo es posible que Jon Rahm no tenga casi asegurada una plaza (porque con el nuevo sistema realmente no la tiene), después de haber ganado la Final de Dubai, un torneo en el PGA Tour (CareerBuilder) y el Open de España, además de haber acabado 4º en el Masters?

Jon Rahm posa con el trofeo de ganador del Open de España. © Golffile | Thos Caffrey
Jon Rahm posa con el trofeo de ganador del Open de España. © Golffile | Thos Caffrey

Incluso en el caso de Rory McIlroy, que se ha beneficiado también del nuevo sistema con su segundo puesto en Wentworth, cabe la pregunta: ¿cómo puede ser que vea peligrar su cuarta posición en la lista europea ante Olesen, a quien sólo saca 34.000 puntos, después de haber sido 2º en el British Masters, 3º en Abu Dhabi, 2º en Dubai, 5º en el Masters y 2º en Wentworth, frente a los méritos antes citados del danés? A estos méritos del norirlandés habría que añadir en la lista mundial su victoria en el Arnold Palmer del PGA Tour, pero ni por esas tiene ni medio asegurada la clasificación por sus propios medios, tampoco a través de esa lista…

Donald, Westwood, McDowell y Harrington, junto a Robert Karlsson y Thomas Bjorn. © Getty Images
Donald, Westwood, McDowell y Harrington, junto a Robert Karlsson y Thomas Bjorn. © Getty Images

Hay que reconocer que el nuevo sistema tiene sus ventajas y, sobre todo, no se debe poner en duda la situación de jugadores como Molinari y Olesen, que al fin y al cabo están jugando con las mismas reglas que el resto. Introduce incertidumbre y emoción, ricos condimentos en cualquier competición deportiva; además, premia a los jugadores que están más en forma cuando más cerca está la Ryder, lo que en teoría debe ser bueno para el equipo. Pero da la sensación de que las cuatro elecciones del capitán cubrían esa ‘necesidad’ sobradamente.

Seguramente podría encontrarse un punto intermedio (y no hay que descartar en absoluto que termine ocurriendo)

Al final, los verdaderamente buenos jugadores, deben estar arriba. Es cierto. Pero tampoco hay ninguna necesidad de llevar con la soga al cuello a aquellos que por ranking mundial demuestran serlo. Seguramente podría encontrarse un punto intermedio (y no hay que descartar en absoluto que termine ocurriendo). Por ejemplo, el multiplicador de 1,5 quizá podría mantenerse en la lista europea, incluso reduciéndolo ligeramente (¿qué tal un multiplicador de 1,3?), pero eliminarlo de la lista mundial. Y si lo que se pretende es proteger y realzar las Rolex Series, quizá podría pensarse en ‘activar’ el multiplicador durante todo el año Ryder en esos torneos, así como en los Grandes (no tiene mucho sentido que el US Open, por ejemplo, conceda tantísimos puntos más que el Masters).

No olvidemos que al final también se trata de llevar al mejor equipo posible ante ese monstruo de siete cabezas que es siempre la cuadra estadounidense y el nuevo sistema atenta ligeramente contra la regularidad y el ranking mundial, que son los baremos más fiables de la grandeza de un jugador.