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El dichoso juego lento no tiene solución

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Que si se juega más rápido en el circuito europeo y más lento en el americano (obvio). Que si vaya ejemplo que se le da al amateur (oiga, que tampoco somos imbéciles). Que si pobrecitos los profesionales, que se están jugando un dineral y necesitan el tiempo que haga falta para prepararse (unos más y otros menos, claro). Que si el jugador aficionado hace el ridículo más espantoso imitando todas las rutinas de los profesionales (vaya si lo hacemos y lo bien que nos suele ir cuando no pensamos tanto)…

El dichoso juego lento.

Es un debate sin fin y sin solución, más allá de las recomendaciones razonables. Verbigracia: haga usted el favor de jugar este campo en menos de diez horas y media o de lo contrario será expulsado sin contemplaciones del recinto.

No tiene solución porque la única que de verdad agilizaría el juego es inviable: cronometrar a cada jugador desde el primer golpe hasta el último. Y ni por esas, porque la variedad de escenarios y situaciones que genera el golf es infinita…

El único analgésico para este dolor de cabeza, no le demos más vueltas, pasa por el SENTIDO COMÚN y el respeto al de al lado, que es por donde pasan la mayoría de las grandes soluciones domésticas y de convivencia.  Pero de ello, de sentido común, de respeto, de educación, no andamos sobrados. Sólo hace falta echar un vistazo a nuestro alrededor o, si se tiene más tiempo, a la historia de la Humanidad.