Conviene escuchar con atención según qué análisis y conclusiones. Por ejemplo, este minúsculo ensayo que Pablo Larrazábal hace, a petición de Tengolf, sobre Adri Arnaus. De acuerdo, no está hablando de alguien a quien conozca al ciento por ciento, pero tampoco hace falta leer entre líneas para darse cuenta de que sabe muy bien de lo que está tratando. Referencias de primera mano le sobran. Y no digamos intuición. (VER VÍDEO). Lo importante es el tono, que no es un juicio forzado, de fiesta de guardar.
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Y este, estimado Adri, es otro toro que también tienes que lidiar. El de la gestión de las expectativas (las propias, pero también las ajenas) y la digestión de los halagos (el azúcar es una barbaridad de indigesto). Ya lo venías haciendo, lo de lidiar con temple este toro, digo, pero a partir de hoy te va a tocar hacerlo más a menudo y con mayor tiento, pues mayor será la exposición.
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Por cierto: no hay manera de escaparse a esta tarea, pero es muy positivo que así sea, pues sólo significa que se va por el buen camino y que más que una chispa hay un fulgor constante.
