Miércoles de Feria en Sevilla pasadas las once de la noche. Tanda de penaltis en el Bernabéu…
Unos cuantos nos arremolinamos en torno a un teléfono desde el que alguien, no sé quién, nos cuenta lo que está sucediendo. Cada error del Madrid se celebra casi con histeria. Sin el casi. Trago saliva y me encaro con alguno, con chulería, cuando Iker detiene algún balón aquí y allá. El final lo obviamos.
Poco después me pregunto qué pasa. Cierto anti-madridismo se entiende y se asume, pero semejante estallido… Allí había de todo, béticos y sevillistas.
También el Madrid y Mourinho se lo tienen que hacer mirar, sospecho.