Inicio Blogs David Durán Hace 344 días, dentro de 28 (y otras barbaridades)

Hace 344 días, dentro de 28 (y otras barbaridades)

Compartir

Faltan 922 días

El sábado 29 de diciembre de 2012, hace 344 días, Miguel Ángel Jiménez sufría un aparatoso accidente de esquí en Sierra Nevada y se rompía la cabeza de la tibia de la pierna derecha, justo en la unión con la rodilla. Una gracia, vamos.

Dentro de 28 días, el próximo 5 de enero, cumple cincuenta años. Y hoy ha ganado en Hong Kong, destrozando su propio récord como vencedor más veterano en el circuito europeo con 49 años y 337 días a sus espaldas. Más allá de este logro bárbaro hay otros números y registros que aún causan, si cabe, mayor estupor.

Un ejemplo. El 18 de abril de 2013, tan solo 110 días después de fracturarse la tibia en una zona delicada y puñetera, reaparecía en competición oficial jugando la primera ronda del Open de España en el Saler. No habían pasado ni cuatro meses (exactamente, tres meses y veinte días).También jugó la segunda vuelta, claro, pero el viernes le costaba horrores agacharse a coger la bola del hoyo y allí mismo, en tierras valencianas, tuvieron que extraerle unas cuantas jeringas de líquido de la rodilla. Él, no obstante, estaba mosqueado sencilla y llanamente porque no había pasado el corte…

A eso se le llama amor propio. Pero los médicos le avisaron seriamente: Miguel, ten más cabeza. El malagueño se lo tomó con un poco más de calma y el 23 de mayo ya estaba en el tee del 1 de Wentworth para enfrentarse a buena parte de la élite del golf mundial. Terminaba en cuarta posición, pero a un solo golpe de los tres jugadores que salieron a jugar el play off de desempate definitivo. ¿A esto cómo se le llama?

Por no extendernos en su actuación en el British Open en Muirfield, donde fue líder y llegó al domingo con alguna opción después incluso de haber entregado un 77 el sábado. Para entonces, la tibia y el quirófano (le operaron el mismo 29 de diciembre de 2012 en Málaga), no eran siquiera un mal recuerdo, aunque jugaba con una codera, puesto que las cargas de entrenamiento habían dañado levemente la articulación después del obligado parón.

 Miguel es flexible como nadie, casi de goma, tiene el oficio y el talento, y no es el que más trabaja en el campo de prácticas, pero desde luego no es el que menos y, además, su práctica es de calidad. Mantiene una rutina de trabajo llueva o truene y cuando busca algo en concreto en un entrenamiento va al grano, sin perderse en mil vericuetos técnicos ni embobarse ante las múltiples variantes y tentaciones que ofrecen los nuevos materiales. Aún así, si me permiten la insistencia, lo que de verdad le distingue es su infinito amor propio y una autoestima que colmaría el Pacífico si fuera agua salada… 

* Foto cedido por Pedro Fernández. En la imagen, Jiménez, junto a Pascual Jiménez y Pedro Fernández, después de la operación.