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Jock, quedan unos cuantos cubos de bolas por despachar

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Jock MacVicar y David Durán en la sala de prensa de esta 147ª edición del Open Championship. © Tengolf
Jock MacVicar y David Durán en la sala de prensa de esta 147ª edición del Open Championship. © Tengolf

Jock MacVicar (Campbeltown, 1937) tiene a sus 81 años cumplidos un recuerdo grabado a fuego: los aviones alemanes sobrevolando su pueblo, en las tierras peninsulares del oeste de Escocia, rumbo a Belfast, objetivo de pavor y muerte. Apenas tenía cuatro añitos, pero aquella muesca traumática permanece vasta e indeleble…

Con 81 años, Jock MacVicar es el periodista más veterano en esta 147ª edición del British

Afortunadamente, no duelen todas las muescas de la memoria. Algunas, incluso, dulcifican y vivifican. Por ejemplo, la de su primer British Open en Royal Troon (1962), con Arnold Palmer como ganador. Porque Jock, aclarémoslo, es periodista del Scottish Express y el más veterano en esta 147ª edición del British.

Jock: “Más de cincuenta British Open, creo que sólo me he perdido dos o tres desde aquel primero en Royal Troon”

MacVicar, jugador aficionado más que aceptable, adiestrado desde muy joven en los links escoceses (llegó a ser hándicap 5), ha cubierto cincuenta y tantas ediciones del British Open. A punto ha estado de perderse la de este año, convaleciente todavía de una lesión severa en el hombro derecho, tras resbalarse sobre la nieve el pasado mes de marzo (fue uno de los miles de damnificados de la ‘Beast from the East’, la brutal alteración climática que asoló Escocia este año). Hasta el accidente de hace unos meses todavía iba regularmente al driving range a pegar su ración de bolas, aunque por desgracia intuye que hasta aquí ha llegado, tal y como siente el hombro. “Más de cincuenta British Open, creo que sólo me he perdido dos o tres desde aquel primero en Royal Troon”, señala.

Jock MacVicar en la sala de prensa de Carnoustie. © Tengolf
Jock MacVicar en la sala de prensa de Carnoustie. © Tengolf

Más muescas: su edición favorita entre tanta para escoger fue la del Duelo al Sol de 1977 en Turnberry entre Nicklaus y Watson. También estos dos jugadores estadounidenses, por este orden, Jack y Tom, son sus preferidos entre tanta vivencia, crónica e información. Hay uno más que cerraría su particular santísima trinidad del Open: Severiano Ballesteros. Y como la tierra tira lo suyo, reconoce que asistió con especial emoción a los triunfos de sus paisanos, Sandy Lyle (1985) y Paul Lawrie (1999).

Se resiste a momificarse en el clásico lema de ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’, pero recuerda con indisimulada nostalgia aquella estampa del irlandés Christy O’Connor llegando al tee del 1 con un vaso de café negro zaíno en la mano…

Jock nos honra con su presencia al pie del cañón. También con su cariño, amabilidad y bonhomía. A sus pies, mister MacVicar. Viéndole a usted por aquí en Carnoustie, con el hombro en ristre y lo que haga falta, resistente, de otra escuela recia y honesta (ay, este periodismo de medias verdades, abducido por el clic y la descontextualización grosera e intencionada), estamos seguros de que aún le quedan unos cuantos cubos de bolas que despachar.

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