La tarde corría ya lanzada, vertiginosa, desde el mismo momento en el que los dos capitanes habían soltado el lastre de sus emparejamientos. La suerte del primer envite estaba echada y en la inmensa carpa de prensa del Golf National, donde estadounidenses y europeos conviven sin el menor atisbo de roce (ni siquiera de intenso debate; y así ocurrirá seguramente según vayan pasando las jornadas, sea cual sea el resultado), mandaba el imparable aporreo de las teclas. Había que subirlo todo a las redes sociales (qué cruz…), había que hacer análisis tan rápidos como certeros, si no es mucho pedir; había que ver qué decían Thomas Bjorn y Furyk, y todos los protagonistas… Ahora sí, la Ryder estaba en marcha.
Así se trabaja en esta cita. A golpe de impulsos bestiales. Emparejamientos-análisis-hablan los capitanes-juego-resultados-análisis-emparejamientos-análisis-hablan los capitanes-juego-resultados…
EN DIRECTO: Arranca la Ryder Cup con los primeros fourballs
Pero entre tanto vaivén volvemos a quedarnos helados de tanto en tanto: ¿Por qué ha tenido que ser la Ryder de Celia Barquín? ¿Por qué ocurren estas barbaridades? Sí, por desgracia es la Ryder de Celia y, valga la paradoja, también somos afortunados por haber asistido al bellísimo homenaje que el golf mundial, perfectamente representado esta semana en el Golf National, rinde a la joven cántabra. Todos en la tribuna de la ceremonia de apertura llevaban el lazo amarillo con el nombre de Celia. Todos.
Un audaz Bjorn da la misma importancia al plan ‘A’ que al plan ‘B’
Los familiares y amigos que sufrís desesperadamente por el terrible suceso, dadle un respiro a la pena y sentíos orgullosos de vuestra guerrera.
