Inicio Blogs David Durán La vida, vista como una sucesión infinita de desafíos

La vida, vista como una sucesión infinita de desafíos

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Jon Rahm. (© Golffile | Eoin Clarke)

¿Cuál es uno de los secretos de la longevidad competitiva de Phil Mickelson? Alguna vez ha quedado escrito en esta página. El californiano es una máquina de producir retos en todas las líneas y dimensiones: a gran escala, a mediana escala, a pequeña escala y a ínfima escala. Tiene como objetivo ganar al fin un US Open y completar el Grand Slam, pero al mismo tiempo, si se permite la parodia, recordará que la última vez que te ganó una apuesta en una ronda de prácticas lo hizo con birdie en el 18 y ahora se propondrá hacerlo con eagle…

Son estos retos, de toda condición y talla, a largo, medio, corto e inmediato plazo, los que mantienen viva la llama.

Jon Rahm trae de cuna similar huella en los genes. Es un ‘picón’. Hombre de retos. Grandes y pequeños. Pero la innegable influencia del clan Mickelson todavía ha acentuado más el rasgo.

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La vida, vista como una sucesión que no cesa de desafíos. Después, obviamente, ayuda una barbaridad el impagable detalle de irlos superando. Y no siempre basta con ponerse a ello, además hay que disponer de unas capacidades que desde luego no todos tenemos. Hay quienes nacen con estrella y además se fajan a diario por sacarle brillo, y otros que vienen al mundo estrellados, qué le vamos a hacer.

En los días previos al pasado US Open, sin que obligatoriamente hubiera una alusión concreta de quien lo interpelaba, Rahm expresaba el ferviente deseo de acabar con su particular maldición en el torneo, donde había fallado el corte los dos años anteriores. Ya sabemos lo que ocurrió. Del mismo modo que necesitaba arrancarse la espina que Valderrama le había dejado clavada. Ya ha sido segundo, pero es muy probable que no pare hasta ganar en el recorrido sanroqueño.

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Una vez finalizado el US Open en Pebble Beach hizo público uno de esos retos que se le van cruzando: ahora que había acabado cuarto allí, se trataba de hacer también un top ten en el British Open para completar ese curioso Grand Slam de top ten en los cuatro Grandes.

Ayer, con el trofeo de ganador en Irlanda en las manos, lo repitió, aunque desde otro punto de vista: “el British Open es el único Grande en el que no he conseguido una buena actuación y quiero hacerlo”.

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Durante su carrera amateur no fue un extraordinario jugador de links, entre otras cosas porque a los jugadores que mandan su bola a las nubes les cuesta más adaptarse a este medio, por culpa del viento. ¿Significa ello que Jon Rahm no es capaz de pegar tiros más tendidos cuando hace falta? Por supuesto que es capaz y la prueba es que ya ha ganado dos torneos en campos links, aunque en ninguno de aquellas semanas, es cierto, soplara el viento como de verdad puede llegar a hacerlo en este tipo de recorridos. El agua y el frío Jon los lleva con una naturalidad pasmosa, casi sin problemas, pero con el viento en ocasiones se enreda más de la cuenta. Ese es el reto, bien los sabe él. Yo no apostaría en su contra la semana que viene en Portrush…