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Por qué Estados Unidos va a arrasar en la Ryder Cup (y viceversa)

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Seamos francos, ahora que al fin tenemos ya sobre la mesa a los 24 protagonistas de la inminente Ryder Cup. Las expectativas que predominan a este lado del Atlántico respecto al duelo se despliegan en un amplio abanico que va desde la clásica incertidumbre, en el mejor de los casos, a un indisimulado derrotismo. Dicho de otro modo: son muy pocos los analistas, jugadores y aficionados europeos (sobre todo ellos, los aficionados) que dan como favorito al equipo de Thomas Bjorn.  Las grandes casas de apuestas, que son el reflejo ‘profesional’ del run-run, también se decantan todas en la misma dirección. Ganará Estados Unidos.

Tony Finau es el jugador Número 12 y cierra la Ryder Cup

Probablemente sea la vez que mayor consenso hay al respecto, desde la primera mitad de los ochenta del pasado siglo. No es la primera ocasión, en este tiempo, que los estadounidenses parecen haber reunido un equipo más potente y profundo, pero sí en la que gozan de semejante favoritismo. Concurren diversos factores en los que ahora mismo se sustentan los análisis. Hay uno por encima de todos:

– El equipo norteamericano, después de tropezar una y otra vez en la misma piedra, ha encontrado su particular fórmula de la cuadratura del círculo. La filosofía de la vieja escuela saltó por los aires tras el duro encontronazo entre Tom Watson y Phil Mickelson en la Ryder de 2014 de Gleneagles, que desembocó en la formación del llamado Task Force, algo así como un consejo de ‘sabios’ que debía marcar la nueva línea a seguir y velar por ella, consistente en una mayor y fluida conexión con el sentir de los jugadores, y sobre todo en la concepción del equipo como tal, un grupo unido, granítico, en el que las individualidades quedaran en un segundo plano, hasta donde ello es posible. Se trataba de fusilar la receta europea, adornándola con el fulgor de las barras y estrellas, y eso hicieron.

París acogerá la mejor Ryder Cup de la historia según el ranking mundial

Otros factores son puramente estadísticos:

– La mitad del equipo estadounidense se encuentra a día de hoy dentro del top-ten mundial (Johnson, Koepka, Thomas, DeChambeau, Fowler y Spieth) y la escuadra al completo dentro del top-25.

– Desde la última Ryder, seis de los ocho Grandes que se han disputado los han ganado hasta cuatro jugadores distintos del actual equipo estadounidense (Koepka, Spieth, Thomas y Reed).

Jim Furyk cuenta con el Número 1 mundial más consistente desde la era Tiger, aunque ahora mismo no lo sea. Dustin Johnson.

Otros tienen más que ver con el perfil concreto de la nueva savia del equipo norteamericano, se trate o no de debutantes, en esta edición de París:

– Jóvenes que ya son veteranos y que han demostrado un carácter y un equilibrio emocional a prueba de bomba en situaciones de máxima presión: Spieth, Thomas, Koepka, Reed, DeChambeau…

¿Por qué lo de Tiger se puede considerar una gesta?

Existe otro factor de enorme peso que va mucho más allá del juego puro y duro:

– El factor Tiger. Y no es porque Woods llegue en un gran momento a la cita, pues esta circunstancia ya se había dado con anterioridad en numerosas ocasiones, sino porque nunca antes en esta competición había mostrado virtudes que hoy lo adornan y que podríamos resumir en dos: empatía y solidaridad. Tiger será líder, esta vez, en las formas y en el fondo.

El equipo estadounidense va a dar muy pocas concesiones y, más que nunca, da la sensación de que Europa sólo ganará si la inmensa mayoría de sus jugadores rinden cada día a un elevadísimo nivel

En fin, todo ello nos lleva a una idea nuclear, aunque no deje de ser una mera cavilación: el equipo estadounidense va a dar muy pocas concesiones y, más que nunca, da la sensación de que Europa sólo ganará si la inmensa mayoría de sus jugadores rinden cada día a un elevadísimo nivel, lo que no ocurrió, por ejemplo, en su última victoria (Gleneagles 2014) y, si nos apuran, tampoco en la anterior, durante la ya legendaria semana del milagro de Medinah.

Ante este aluvión de argumentos, hechos probados e intuiciones la Vieja Europa no se va a sentar con los brazos cruzados a esperar que se dicte su sentencia condenatoria. Faltaría más. También hay datos y detalles que se pueden enumerar en su favor, partiendo por supuesto de la demostrada capacidad de todos sus jugadores:

– Rory McIlroy parece haber recuperado la exuberancia.

– Justin Rose, todo equilibrio, asumirá un rol de líder aún más preponderante. No sería mal asunto que fuera él quien llegara como mejor clasificado en el ranking mundial (veremos si es así), porque a Rory el papel de ‘mega líder’ se le fue un poquito de las manos en Hazeltine y el norirlandés rinde más y mejor partiendo desde otro enfoque.

Justin Rose, nuevo Número 1 del golf mundial

– El factor Molinari. Será su tercera Ryder, pero a ninguna llegó como un peso pesado del golf mundial, que es lo que es hoy, simple y llanamente.

Algunas consideraciones sobre el Golf National justo a un mes de la Ryder

– Los greenes del Golf National, más lentos y ‘crípticos’. Su ‘ayuda’ se antoja imprescindible, como en cada Ryder que se disputa en suelo europeo.

– El debut de un pura sangre como Jon Rahm, siempre que consiga mantener a raya la sobre excitación propia del estreno. Su diseño como jugador y persona parece hecho por y para esta competición.

– El Golf National es un campo en el que cuenta, y mucho, el conocimiento del terreno y también es un recorrido donde varios de los jugadores del equipo europeo han brillado: Noren, Fleetwood, Molinari…

“Ir sin Sergio es como si un equipo de fútbol va sin su capitán”

– Las noticias que llegan acerca del estado del juego y la frescura de Sergio García, el jugador con mejor currículo-Ryder de todos los presentes, no lo olvidemos, y seguramente uno de los más versátiles y efectivos de la historia de la competición. Al respecto, sería magnífico que el español despejara algunas dudas la semana que viene en Portugal…

El equipo europeo cuenta con un arma letal: la rebeldía ante el orden que de nuevo pretende establecer el gran gigante americano

Pero al margen de esta retahíla el equipo europeo cuenta con un arma letal, capaz también de darle la vuelta a cualquier vaticinio y que a buen seguro desempolvará, engrasará y dará más brillo que nunca. Porque no es nueva. Es la misma que esgrimió en su día y antes que nadie Severiano Ballesteros cuando lideró la revolución del Viejo Continente. Es en sí misma la pura rebeldía ante el orden establecido, las apuestas y el miedo generalizado; o para ser más exactos, la rebeldía ante el orden que de nuevo pretende establecer el gran gigante americano, el todopoderoso del golf mundial, el monstruo de doce cabezas.

Si Bjorn y sus chicos explotan este sentimiento el partido comenzará, en efecto, con empate a cero.