– Arranca la 83ª edición del Masters de Augusta y en las 82 anteriores el resultado ganador más repetido fue el -8 (trece veces), seguido de cerca por el -9 (once veces). Pues bien, teniendo en cuenta la remodelación del hoyo 5, ahora más largo y complicado, así como el parte meteorológico, que anuncia agua aquí y allá, además de un viento picante en las tardes de jueves y viernes, con rachas de hasta 40 kilómetros por hora el domingo, nos atrevemos a aventurar que el ganador pueda andar el domingo en torno a esos registros tan populares de -8 ó -9.
Sergio García: “No vengo con ningún ánimo de revancha”
De momento, y respecto a lo que el cielo y el tiempo pueda o no dictar, ocupémonos de esta primera jornada, porque además el parte meteorológico es más fiable, como es lógico. Hoy, en principio, no va a llover y da la sensación de que el primer líder podría salir de alguno de los partidos de la mañana, ya que va a soplar bastante menos el viento en esas primeras horas de juego. Recordemos que Sergio es el primer español en salir a jugar, a las 9:58, hora local…
Las Notas de Angela: Sergio se ha dado cuenta de lo especial que es la cena de campeones
– Quedémonos con Sergio. El de Borriol ha repetido el mismo plan pre-Masters de 2017, trabajando duro y a gusto en Austin durante la semana previa. Buen asunto, excelente elección. En 2018, por ejemplo, no pudo hacerlo.
El caminar imponente de Jon y una clave para jugar con Tiger
– Una obviedad: nos pongamos como nos pongamos, es imposible predecir quién estará en la lucha en los últimos nueve hoyos del domingo. Otra obviedad: hay jugadores con los que tienes menos posibilidades de equivocarte en la apuesta. Y una tercera obviedad, afortunadamente: Jon Rahm, a día de hoy, es sin duda uno de esos jugadores.
Diario de un padre en Augusta | Descubriendo al ‘monstruo’ del 5 y una recomendación extra
– Rafa Cabrera Bello está literalmente harto de ser considerado ‘solamente’ como un jugador consistente, capaz de asomarse a la zona caliente de la clasificación de un Grande, pero sin llegar a disfrutar de opciones reales de triunfo en la hora de la verdad. Nos guste o no, lo cierto es que son percepciones objetivas, forjadas en el tiempo y en su trayectoria, en sus resultados. Él lo sabe. Y entiende que 2019 puede y debe ser el año del salto de calidad en los ‘majors’.
Rory y los doce centímetros donde todo ocurre
– Rory McIlroy está más que acostumbrado a llevar sobre sus espaldas toneladas de expectativas. Convive con ello desde que era un mocoso, lo que no significa que siempre salga airoso del trance, como por otro lado parece lógico y normal. No es un superhéroe.
Masters de Augusta: horarios y dónde ver en directo por televisión
Esta semana la bola se ha ido haciendo más y más grande. No sólo es que se encuentre de nuevo en la encrucijada del ‘Grand Slam’, situación que se repetirá cada doce meses, con toda su pesada carga de ansiedad, mientras no gane el Masters, es que además llega en un momento de una regularidad y brillantez cegadoras: ha jugado siete torneos en 2019 sin pisar Europa y, obviando el Dell Match Play, no ha bajado del sexto puesto, con victoria incluida en el THE PLAYERS, y su media es de 68,5 golpes por vuelta, habiendo disputado 24 rondas de competición en las que tan solo una vez jugó por encima del par. Eso, en campos que no son precisamente el jardín de su casa (Torrey Pines, Riviera, Bay Hill o Sawgrass). Son registros alucinantes.
Pablo Larrazábal | Una radiografía general, para empezar a hablar…
Todos los focos apuntan hacia el norirlandés. Pero si hay un Rory al que se vea capaz de asumir tan engorrosa y estresante posición, es sin duda este de hoy en día. Nunca se le ha visto con una actitud tan equilibrada en el campo. Siempre fue un gran campeón, pero digamos que ahora lo es a tiempo completo.
Los ‘tee times’ también tienen una lectura para neuróticos
– Dustin Johnson ha puntualizado un asunto que de alguna manera pone los pelos de punta al esforzado amateur. Dice que su juego está muy bien, fantástico, pero que todavía no siente que haya alcanzado el nivel que tenía hace justo dos años, cuando resbaló en un escalón y se perdió el Masters. Hay que creerle, por supuesto, pero sin olvidar que al final, en golf, la línea de la subjetividad y la objetividad van casi siempre entrelazadas…
