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Un tirón de orejas

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Juli Inkster. © Golffile | Eoin Clarke
Juli Inkster. © Golffile | Eoin Clarke

De entrada, un fuerte tirón de orejas. A Juli Inkster y a su equipo de colaboradores. No costaba tanto ponerse el lazo negro en la gorra, en las viseras, donde fuera, como hicieron las europeas y como muestra de apoyo y solidaridad a las víctimas de los terribles ataques terroristas de Barcelona y Cambrils. La Solheim no es la Ryder, pero no deja de ser un evento global con llegada mediática. Y aunque no la tuviera: debiera ser una cuestión de principios. O de pura sensibilidad.

No hace falta añadir que este tipo de detalles no salvan vidas ni previenen atrocidades, pero juntos ayudan a enviar un mensaje claro y rotundo, el de no plegarse al terror. Puede que incluso, aunque sea sólo por un segundo, a algún familiar o amigo de las víctimas le haga sentirse menos solo en el páramo oscuro e irracional que le toca atravesar. Aunque sólo sea por un segundo.

Entre los fallecidos y heridos, por cierto, había algún estadounidense… Pero seguro que estamos todos de acuerdo en que ni siquiera hacía falta tener esta certeza para simbolizar el luto con un pequeño lazo negro.