¡Hola a tod@s!
Después de unos meses de descanso, retomo mi blog con más ganas e ilusión que nunca, con muchas novedades que contaros desde mi última entrada. He querido hacerlo en un día como hoy porque se cumplen exactamente cuatro años desde que hicimos las maletas y dejamos Madrid para comenzar nuestra nueva vida en Miami. Creo recordar que en mi primera publicación en El Ala Este del PGA Tour os conté que me pasé prácticamente el vuelo de ida entero llorando, no por falta de ilusión o ganas, sino por el miedo que me daba empezar de cero en un sitio nuevo en el que no conocía a nadie, siendo plenamente consciente de que Gonzalo tenía un año de muchos viajes por delante, ya que por aquel entonces rondaba el puesto 30 en el ranking mundial, y compatibilizaba ambos circuitos.
Cuatro años más tarde, plenamente asentados y felices, seguimos al 100% seguros de que tomamos la decisión correcta mudándonos. No voy a negar que ha habido momentos complicados y difíciles, pero lo positivo que estamos sacando de esta experiencia pesa más que los contratiempos que hemos encontrado por el camino.
En cuanto a la situación en la que se encuentra Gon profesionalmente este año básicamente es la siguiente: pleno derecho a jugar el European Tour esta temporada (salvo los torneos de los Rolex Series), y Web.com haciendo re-ranking ya que no tiene estatus completo para entrar a todos los torneos. Va a jugar ambos Circuitos con un objetivo claro en mente: recuperar su tarjeta en el PGA Tour. Va a ser un año de numerosos y muy largos viajes, pero doy fe de que él está más ilusionado de lo que le he visto en mucho tiempo. Ha vuelto a trabajar con su buen amigo Mariano Bartolomé, y los cambios y mejoras se están haciendo patentes en el campo, prueba de ello fue la fantástica semana que hizo durante la Final de la Escuela Europea en Tarragona hace unas semanas.
En el terreno personal hace tres meses y poco dimos la bienvenida a nuestro cuarto hijo, Mateo, nuestro pequeño americanito que vino al mundo dos semanas antes del famoso huracán Irma. Hemos tenido la inmensa suerte de que sea santo, porque el pobre tuvo que soportar muchas horas de viaje en coche con tan sólo unos días de vida. Mucha gente me ha pedido que cuente cómo vivimos esos días, y la verdad es que para contarlo necesitaría varias entradas, ya que fueron días de muchos nervios y estrés. Por suerte todo salió bien, nuestra casa no sufrió grandes daños y los niños lo vivieron como una aventura nueva. ¡Yo viví un postparto diferente y atípico que sin duda nunca olvidaré! Me tocó conducir 14 horas de vuelta sola con los cuatro, ya que Gonzalo tuvo que viajar desde Carolina del Norte a su siguiente torneo en Idaho, y habían pasado escasas tres semanas de mi cuarta cesárea… ¡¡toda una odisea!!
Gracias por leerme, ¡hasta la próxima entrada!
