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Celebración eufórica y rabia mal contenida

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Adam Scott celebra su gran putt

¿Vieron el final del Byron Nelson?…

En el tercer hoyo de desempate, Adam Scott emboca un putt de birdie de unos quince metros ante la sorpresa de su rival, Ryan Moore, que tenía una oportunidad más cercana, de unos cuatro metros, o quizá menos.

La que se organizó en el green del 18 fue mayúscula; la gente enfervorizada, y Scott, eufórico con su hazaña, sacando el puño, volviéndolo a sacar y saludando cuando se acerca al hoyo para recoger su bola… Acto seguido, Moore falla su oportunidad y ahí se acaba el torneo.

El saludo final entre los dos contendientes es más bien frío… Luego vuelven a hablar. El caddie de Moore prácticamente ni mira a Scott cuando le da la mano y al australiano se le ve un poco desorientado…

Después de revisar más de diez veces las imágenes de la celebración de Scott, la verdad, no encontramos ningún gesto que deba o pueda molestar a su contrincante. Es una celebración importante, pero bastante normal: saca el puño dos veces hacia lo alto, y otras tres veces más como quien golpea una mesa.

Tampoco Scott pierde demasiado tiempo en recoger su bola y se quita de en medio rápido, pues toda la celebración se realiza mientras camina hacia el hoyo. No parece en ningún caso que mire ni desafie a Moore en lo que podría interpretarse como una batalla psicológica… Nada que no sea lógico después de embocar un putt de birdie de quince metros en un hoyo de desempate de un torneo del PGA Tour. 

Moore, de 25 años y ante la posibilidad de ganar su primer torneo en el circuito más importante del mundo, se ha dejado llevar por la decepción. Su caddie aún más. Con la cabeza fría, seguramente, se dará cuenta de que su actuación final no fue todo lo correcta que debiera. Tampoco hay que crucificar al norteamericano, al fin y al cabo su reacción es humana…