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¿Convence la FedEx Cup?

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Vijay tiene la FedEx en el bolsillo

 

La FedEx Cup no termina de convencer… Y estamos hablando del mayor premio en cantidad de dinero que se concede y se ha concedido en la historia del deporte. Sin embargo, no termina de redondearse…

 La práctica ha dicho hasta la fecha que las cotas de emoción y competitividad no llegan hasta donde deseaban los rectores del PGA Tour y, sobre todo, los ‘chicos’ que ponen la pasta (FedEx).

Quizá es que quiere abarcarse mucho y termina por no apretarse en ningún lado.

Se pretende premiar la temporada regular, pero en realidad nadie se entera ni quiere enterarse de qué es la FedEx hasta que llegan los play-offs.

Se pretende contentar a los mejores, como el caso de Tiger, que pudo ganar el premio sin participar el año pasado en una de las citas.

Se pretende, vista la experiencia del primer año, que puedan darse remontadas épicas cambiando el sistema de puntuación en los play-offs finales (una medida acertada, en todo caso).

Se pretende que el espectáculo se prolongue durante cuatro semanas casi seguidas, exprimiendo a unos jugadores que, por ejemplo, ya han jugado los cuatro grandes y todas las citas de las series mundiales.

Se pretende que la mayoría de los mejores lleguen hasta el final, aunque muchos de ellos no tengan ni la más mínima opción de victoria.

Se pretende ‘enganchar’ a los profesionales a toda la temporada regular, pero los mejores no han variado ni un ápice su calendario para obtener algún punto más…

Se pretende crear una auténtica carrera dramática por el premio final, en la que la emoción vaya ganando enteros… pero la experiencia ha dictado hasta la fecha que el último torneo es el menos emocionante de todos. El globo se desinfla poco a poco y no llega a la culminante y deseada explosión final.

Hay que reconocer también que sólo se llevan dos ediciones y todo necesita su tiempo, para ir puliendo, corrigiendo, para que todos, jugadores y aficionados, terminen de digerir la novedad. Pero, no convence, no convence… Fundamentalmente, al aficionado, que es a quien hay que convencer porque es el sustento de la audiencia televisiva, la auténtica madre del cordero…