Inicio Blogs El Arreglapiques El Forrest Gump del golf es escocés
Un golfista emplea los 13 últimos años de su vida en completar los 8.091 hoyos de los 558 campos de Escocia

El Forrest Gump del golf es escocés

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¿Se imaginan qué les ocurriría si tuvieran mucho tiempo, mucho dinero y una pasión fuera de control por jugar al golf? Tal vez lo mismo que a Laurie Skuodas, de 58 años, que como él mismo acaba de confesar, ha empleado los últimos 13 años de su vida en completar, uno por uno, los 558 campos de golf abiertos al público de toda Escocia. Un auténtico ‘infierno’ de 8.091 hoyos que concluyó el pasado jueves, en Maverston.

Por el camino, dos hoyos en uno, 8.500 libras en ‘green fees’ y miles de euros en viajes, dietas y alojamientos. Y podía haber sido más, ya que en algunos campos, nada más conocer su historia, no dudaban en darle una ronda libre…

Laurie, propietario del Strathspey Mountain Hostel de Newtonmore, tuvo incluso que navegar en su yate para jugar campos como Colonsay, Tiree, South Ulist, Benbecula y Barra, en la zona occidental de Escocia. O viajar a la isla de Whalsay, en Shetland, la que se ubica más al norte del Reino Unido. La aventura le ha llevado tanto tiempo que algunos de los campos que jugó ya han cerrado, y otros, que cuando empezó su viaje ni siquiera existían, han abierto sus puertas sumándose a su lista de objetivos.

Este intrépido golfista, que fue monitor de escalada y subió al Everest, asegura haber coronado Ben Nevis, la montaña más alta del Reino Unido, no menos de 50 veces. Tantas como el número de campos de golf que ha jugado cada año desde que comenzó su reto. El más caro, Royal Troon, en Ayrshire, donde una ronda de juego le costó 185 libras.

Cuestionado por los motivos que le llevaron a hacer algo así, dijo: «Para hacer propia esa famosa frase de ‘porque están ahí'». Aunque terminó admitiendo, en tono humorístico, que «también es una forma de admitir la culpabilidad de un hombre con demasiado tiempo y demasiado dinero».

El golfista Laurie Skuodas cuando escaló el Everest

«Algunos campos de los que jugué han desaparecido, pero abrieron otros nuevos, los busqué y fui a jugarlos», reconoce. Del total de campos, 170 eran de nueve hoyos. «Jugué en climas de todo tipo, desde ventiscas hasta olas de calor. O con niebla, usando un GPS para orientarme, como en Edimburgo«, recuerda.

«Esta experiencia me ha permitido explorar mi país de una manera diferente. Sinceramente, no sé ni hasta dónde he viajado. Disfrutaba jugando y seguía adelante. Eso sí, he descubierto que Escocia tiene la mayor proporción de campos de golf por persona del mundo», señala.

Su esposa, Helen, se ha convertido en «toda una viuda del golf», y sus hijos Rona y Ailsa, de 26 y 24 años, han tenido que hacer de caddies en varias ocasiones si querían compartir tiempo con su padre. «Fue divertido, y si veo que abren algún campo de golf nuevo en Escocia, iré a jugarlo», comenta antes de marcarse un nuevo reto: escalar al punto más alto de cada isla escocesa habitada.