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El golf huye de socios como Trump

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El golf está dando una lección a Donald Trump y, por extensión, a todas las personas que piensan como él. El megalómano millonario norteamericano, metido ahora en política en las filas republicanas de Estados Unidos, pensó algún día que el golf casaba a la perfección con su visión del mundo excluyente y clasista. Desgraciadamente, no es el único que se mantiene en sus trece en esa visión maniquea, pero el golf se empeña sin descanso en derribarla. Qué mejor que dar ejemplo con alguien que pretende ser el presidente de la principal potencia mundial.

La penetración de Trump en el golf fue como una tuneladora: proyecto faraónico en Escocia, la compra y reconstrucción de Doral y la adquisición de Turnberry, uno de los emblemas del Open Championship. Hasta ahí todo bien, sin embargo, en cuanto ha entrado en campaña política y ha desvelado al mundo su visión xenófoba de la vida, el rechazo ha sido contundente. El dinero no lo es todo. Los valores cuentan.

En este sentido, el golf ha decidido desmarcarse en las últimas horas de un socio como Trump. Reacción en cascada de los grandes organismos de ese deporte. Tim Rosaforte, reputado periodista norteamericano, asegura que el Royal and Ancient ha dejado claro que Turnberry, de momento, no es contemplado como sede del Open Championship al menos en los próximos siete años, el European Tour se está planteando muy seriamente no llevar el Open de Escocia en 2017 al complejo Trump International de Aberdeen, opción que hasta ahora no se veía con malos ojos y, por último, según cuenta golf.com, el PGA Tour está dispuesto a presionar para llevarse el WGC Cadillac Championship de Doral a partir de 2017. No, el golf no quiere saber nada de socios como Trump. Veremos si esta declaración de intenciones se hace real, aunque conociendo al mundo anglosajón, apostaríamos a que así se hará.

Es la lección que el golf está dando a Trump y a todos los que piensan como él. Claro que hay campos que en los que ser socio cuesta un pastizal o donde un greenfee está fuera del alcance del más común de los mortales, pero también hay campos para todos los públicos. Como en todos los ámbitos de la vida. Usted se puede comer una hamburguesa en el Burger King o irse a Can Roca. Es su elección. Incluye a todos. No excluye.

Trump tiene la visión del nuevo rico que acaba de llegar al golf y que piensa que con dinero todo se puede comprar. Hasta las etiquetas. Mientras, los británicos le recuerdan que al golf se juega desde hace siglos y no pertenece a nadie. Es de todos.