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Nacionalidad Golf I

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Durante bastantes años casi ninguno de mis amigos o conocidos jugaba al golf, así que me ha tocado hacer muchas vueltas con extraños… 

Desde luego no hay nada como compartir uno de los mejores ratos de la semana con gente con la que te apetece estar y que, además, sabes de qué pie cojea.  Sin embargo con el tiempo comprendes que, muchas veces, los desconocidos con los que te emparejan no lo son tanto al final: son de tu misma nacionalidad, la nacionalidad golf.  Una vez me tocó compartir partido con una pareja de japoneses bastante entrados en años.  Como suele suceder, durante los primeros hoyos nos limitamos a jugar, haciendo eventualmente algún comentario educado.  Los dos jugaban bastante bien, sobre todo ella, que tenía un bonito swing con el que lanzaba la bola con precisión y bastante más lejos de lo que su tamaño y aspecto frágil hacían suponer.  Lo que más llamaba la atención era que protegía del sol su blanquísima piel con una sombrilla, que cerraba y dejaba en el suelo para ejecutar cada golpe y volvía a abrir con gracia después. 

Al cabo de algunos hoyos comenzamos a hablar algo más y me dijeron que llevaban mucho tiempo en España, ya que el marido trabajaba en la embajada.  Les encantaba nuestro país pero, con los años, se enfrentaban a un problema: aunque les gustaba la vida aquí, obviamente siempre iban a ser vistos como extranjeros.  Sin embargo cada vez que volvían a Japón, se encontraban aun más desplazados, ya que les era muy difícil volver a acostumbrarse a la vida de allí, tan rígida y estructurada.  Así que, se lamentaban, iban a ser extraños de por vida, bichos raros, estuvieran dónde estuvieran.  Pensé que desde luego no parecían raros en el campo de golf, donde se movían con gracia y naturalidad, además de poseer un juego más que aceptable.  Cuando les dije que, dondequiera que estuvieran, nunca serían extraños en un campo de golf, me lo agradecieron con grandes reverencias.

 

Otro día les cuento una de las experiencias más surrealistas de mi vida, que me sucedió  con un australiano…