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Barrika, un hito en la Ruta del Cantábrico

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Jon Rahm posa con los voluntarios tras ganar el DP World Tour Championship en Dubai. © Golffile | Thos Caffrey
Jon Rahm posa con los voluntarios tras ganar el DP World Tour Championship en Dubai. © Golffile | Thos Caffrey

Ballesteros, Rahm y Olazábal. Cantabria, Vizcaya y Guipúzcoa. La línea trazada entre dos genios del golf mundial, uno de Pedreña y otro de Fuenterrabía, tiene prácticamente su punto intermedio, una meta volante, un hito, en Barrika. Hay 104 kilómetros por carretera (65 en línea recta) del pueblo de Seve al de Jon y 136, también en coche (94 tirando una raya entre punto y punto), de la localidad vizcaína a la cuna de Chema. Lo mismo he alumbrado la Ruta del Cantábrico de golf para un futuro promotor turístico. Ahí lo dejo… Y si Sergio García cuenta con algún antepasado norteño, mejor para el negocio.

Jose Maria Olazabal habla con Seve Ballesteros en la Ryder del 97 en Valderrama. © David Cannon /Allsport
Jose Maria Olazabal habla con Seve Ballesteros en la Ryder del 97 en Valderrama. © David Cannon /Allsport

La sublime trayectoria del mago cántabro y la del fabuloso jugador guipuzcoano están más que contadas; al Expreso de Barrika le quedan muchas páginas por escribir, pero va camino de erigirse en otra leyenda del deporte español. Sus números asombran en menos de año y medio como profesional. Aunque haya copiado parte de la indumentaria de Tiger los domingos, su gran referente es Seve, a quien ya no podrá superar en precocidad porque con 22 años presumía de su primer British. Ojo, Rahm cumplió 23 el 10 de noviembre.

Este chicarrón apuntaba maneras en su etapa universitaria (fue número uno amateur del mundo y dos veces elegido mejor golfista universitario en USA) y su determinación, basada en el talento y en el trabajo, parecía que le jugaría una mala pasada dada su desorbitada ambición de querer ganar Majors y pillar al propio Jack Nicklaus. ¿Por qué no?

En estos 17 meses de profesional no ha podido hollar la cima de un Grande, pero en todo lo demás ha sacado matrícula de honor y está encaramado a la cuarta posición del mundo, insistimos, con sólo 23 castañas. A su regularidad se suman su fiabilidad y consistencia. Entre el 29 de enero, cuando se llevó su primer triunfo como profesional en el Farmers Insurance Open, y el 19 de noviembre, con la conquista de la final de la Race to Dubai, ha disfrutado de 294 días gloriosos: ganó el Abierto de Irlanda el 9 de julio, terminó segundo el Mundial Match Play el 26 de marzo y en el DEAN & DELUCA Invitational el 28 de mayo, concluyó tercero en el WGC México Championship el 5 de marzo y en The Northern Trust el 27 de agosto, fue cuarto en el Dell Technologies el 3 de septiembre y en el Wells Fargo el 7 de mayo, firmó la quinta tarjeta final en el BMW Championship el 17 de septiembre y en el AT&T Pebble Beach el 12 de febrero, acabó séptimo en el Tour Championship el 24 de septiembre, y selló en la décima plaza su participación en el Open de Francia el 2 de julio y en el Shell Houston Open el 2 de abril. En 11 meses, sólo se quedó huérfano de Top 10 en junio y en octubre (lástima que no superara el corte en Valderrama en su estreno como profesional en España).

Jon Rahm con el trofeo de ganador del Open de Irlanda. © Golffile | Fran Caffrey
Jon Rahm con el trofeo de ganador del Open de Irlanda. © Golffile | Fran Caffrey

Lo prometido es deuda y Rahm ha colmado de sobra las aspiraciones más optimistas depositadas en él, aunque conociendo su insaciable ambición, tendrá entre ceja y ceja superarse a sí mismo y pelear por algún Major, entrar en el equipo europeo de la Ryder para estrenarse en Francia y, quizás, varíe el ‘traje’ oficial de los domingos para vestirse de azul marino con polo blanco. ¿Quién se apunta a hacer en unos añitos la Ruta del Cantábrico? Con permiso de Borriol, naturalmente.