Por David Durán,
Delegado del diario Marca en Sevilla
Da la sensación de que ciertos políticos ‘miden’ al golf con un rasero demagogo y oportunista. Se preguntan: ¿es el golf un deporte lo suficientemente popular (populista…) como para apoyarlo, promocionarlo y defenderlo? En lugar de preguntarse, libres de prejuicios: ¿Cuánto de bueno y de malo en todos los aspectos (económico, laboral, social…) hay en este deporte y negocio?
No se trata de saber cuántos votos me da, sino cuánto de beneficioso es para la comunidad. Como siempre, la gente de la calle va por delante de sus políticos. La gente de la calle quiere organizar su tiempo de ocio como le da la real gana y resulta que el golf gusta cada vez más (310.000 licencias en España y subiendo…). Y más popular que podría ser si de verdad entendemos que no tiene ideología, que se puede hacer aún más accesible si recibe ayudas y por lo tanto hubiera más campos municipales o participados por las instituciones (o al menos no se inventaran trabas, regulando, eso sí, la construcción de campos con exigencia, realismo y rigor).
Después, por supuesto, hay campos de élite, exclusivos. Esto es como todo. He jugado al fútbol toda mi vida y nunca lo he hecho en el Bernabéu. Pero voy más allá, para aquellos a quienes el ejemplo les resulte, precisamente, demagogo y oportunista: he jugado al fútbol toda mi vida y se cuentan con los dedos de las manos y los pies las veces que lo hice en un campo de hierba bien cuidada, con un firme regular y las líneas de la áreas bien pintadas, los vestuarios con agua caliente… ¿Es o no es verdad? Al golf no he jugado toda mi vida, pero pienso seguir jugando lo que me queda de ella… Por citar sólo una de las ventajas de este deporte que ciertos políticos debieran considerar.
