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Quiero pensar que no va a ser el último

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Javier Colomo, en el campo de prácticas del OHL Classic de Mayakoba. © Javier Colomo
Javier Colomo, en el campo de prácticas del OHL Classic de Mayakoba. © Javier Colomo

Aquí estamos, en Mayakoba, dispuestos a disfrutar y aprovechar cada minuto de este sueño/oportunidad en el OHL Classic. Ayer con el tema del viaje y el jet lag me desperté muy temprano, a las cinco de la mañana, y aproveché todo el día, disfrutando cada segundo.

El campo (El Camaleón de Greg Norman) es una maravilla, el complejo es una pasada, espectacular, las condiciones del campo son muy buenas, la hierba es la misma que en muchos campos que me he encontrado en Asia, así que en ese sentido, perfecto. Y un clima muy bueno. Hace calor, pero por suerte el lunes sopló viento, así que no había mucha humedad.

Me ha sorprendido, cómo no, el trato al jugador, desde que te regalan una botella de tequila –no sé mucho pero parece de los buenos–, a una hora de masaje en el spa de uno de los hoteles del complejo o el campo de prácticas con todo tipo de marcas de bolas, todas, y tú eliges la tuya. También es muy chulo que pongan tu nombre en el campo de prácticas. Después, la gente aquí es híperhospitalaria y además con el idioma es más fácil todo. Te hacen sentido como en casa. Hablan tu idioma y son muy amables y muy buena gente. Una maravilla.

El librito del campo es lo único que me ha llamado atención para mal. Esperaba uno como el del European Tour, donde te ponen fotos para ver las líneas, tanto desde el tee como para jugar a colocar. Además, te colorean un búnker o un agua para diferenciarlo de un fuera de límites. Si pones el mismo tipo de línea en todos los obstáculos es muy difícil hacerse una idea. No sé si siempre es así o sólo en este torneo. Yo creo que es mejorable para la comodidad del jugador.

El otro aspecto que me va a costar esta semana es el tema de las medidas. Yo estoy acostumbrado a jugar en metros y, claro, aquí es todo en yardas, no hay otra opción. Habrá que hacer un cálculo mental más exigente porque cambiarlo en el libro es una locura y no merece la pena.

Javier Colomo, en el famoso cenote del hoyo 7 de El Camaleón de Mayakoba. © Javier Colomo
Javier Colomo, en el famoso cenote del hoyo 7 de El Camaleón de Mayakoba. © Javier Colomo

Ahora estoy otra vez muy ilusionado. Estuve reunido la semana pasada con Nacho Garrido, incluso para pedirle trabajo para el año que viene en su escuela, ya que venía muy fastidiado, de tres cortes fallados y te lo planteas todo para el futuro. Sea como fuere, tengo claro que si mantengo tarjeta del Asian Tour va a cambiar mucho la manera de planificar. Voy a jugar unos torneos determinados y no voy salir de ahí, porque estar a machete todo el año después de tantas temporadas quema muchísimo.

Nacho me va a ayudar de aquí a final de año y después ya se verá. Por lo pronto, me ha empezado a demostrar que no soy tan malo como yo me creo y a aumentar la confianza y la efectividad. Se ha metido en el campo de la competición, de la experiencia, que él tiene mucha, porque a nivel técnico el trabajo que vengo haciendo con Chegun es muy bueno, así como el físico con Luis.

Y por eso estamos aquí, porque creo que me lo merezco, porque puede ser una vez en la vida o el comienzo de algo. Desde dentro me doy cuenta de que el PGA Tour es el sitio donde uno quiere estar. Vamos a ver qué pasa. Quiero creer y quiero pensar que éste no va a ser mi último torneo del PGA Tour. Cero presión en cuanto a resultado, pero pensando que no va a ser el último. Disfrutar al máximo porque no quiero dejar pasar la oportunidad de nada.