Por Alejandro Rodríguez, Redactor del Diario MARCA
Pónganse en situación. 16 de septiembre, habitación 216 del Marriott Louisville East, Kentucky. Estamos a poco más de diez kilómetros del número 15503 de Shelbyville Road. Allí se encuentra el Valhalla Golf Club…
Nick Faldo acaba de cerrar la puerta de la habitación. Dentro, sentados al borde de la cama, esperan Padraig Harrington y Sergio García.
El capitán del equipo europeo de la Ryder Cup lleva muchas semanas dándole vueltas a la cabeza. Ha consultado con José María Olazábal y Paul McGinley. Nadie se moja. Todos ven aspectos buenos y malos. Pero Faldo es el que manda y tiene que tomar una decisión.
Claro que sí, qué demonios. Se termina convenciendo. Sólo falta convencer a los dos protagonistas, los mejores jugadores del ‘european team’. Allá va Faldo. “Chicos, quiero que juguéis juntos en esta Ryder el fourballs. Estoy seguro de que vais a ganar los puntos, sois los mejores. Quiero además que salgáis los primeros para empezar dando en Valhalla. ¿Cómo le veis?”.
Harrington y Sergio ya se olían algo…
Se había comentado en la prensa y cuando Faldo los reunió en la habitación intuyeron que la cosa iría por ahí.
Se miraron y no se lo pensaron dos veces. Dijeron al unísono: “Nick, aquí estamos para ayudar al equipo en lo que haga falta. Si tú crees que es lo mejor, jugamos juntos. No hay ningún problema”.
Todo esto no es más que una ficción literaria. Pero, ¿no les suena bien?
Pd: Europa ganó ‘aquella’ Ryder literaria con un putt decisivo de cuatro metros de Miguel Ángel Jiménez. El malagueño ganaba así su punto contra Kenny Perry. Ya ven, puestos a imaginar…
