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Hacer historia en el Masters

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Brooks Koepka, en el hoyo 18 de su primera ronda en el Masters.
Brooks Koepka, en el hoyo 18 de su primera ronda en el Masters.

Lo que vimos en el último tramo de la jornada del jueves del Masters fue apabullante: jugadores desatados buscando todas las banderas, recuperaciones milagrosas, birdies acumulados en las tarjetas, resultados que ponían en entredicho la dificultad de los segundos nueve hoyos del Augusta National… Tal fue el despliegue de DeChambeau, Koepka, Mickelson, Poulter y Dustin Johnson que parecía que les habían dado los códigos de los trucos y estaban jugando el campo en modo Dios. Fue una auténtica borrachera de buen juego y golpes espectaculares (lo de DeChambeau del 16 al 18 fue tan marciano como sus teorías científicas), pero (los lectores más avezados estaban esperando este contrapunto, sin duda) haríamos mal en otorgarle una trascendencia excesiva. Llevados por la pasión del momento, y con los recuerdos nublados por la emoción y la adrenalina, tendemos a magnificar lo más reciente y borramos de la mente las hazañas que sí tuvieron peso y decantaron victorias a lo largo de la historia del Masters. Ojo, no pretendo restar méritos a los jugadores que ayer reventaron el último tramo del bello recorrido de Georgia, sino contextualizar.

Recopilo unas cuantas de las boutades de Chamblee en los últimos tiempos, para que sepan de qué estamos hablando si no le tienen muy ubicado

En el plano mediático hay dos pecados contrapuestos pero igual de fastidiosos: la hipérbole continuada y su opuesto, la pusilanimidad (que no hay que confundir con la reflexión pausada). El destino de quienes abusan de esos recursos es el mismo: la irrelevancia. No puede haber treinta partidos del siglo al año por mucho que nos lo repitan, por ejemplo, y no todo lo que sucede en un campo de golf dejará ecos ni lo incorporarán los juglares a sus cantares de gesta. Si eres proclive a la grandilocuencia, tu voz acabará convirtiéndose en un molesto zumbido al que nadie atenderá, ni siquiera cuando, de tarde en tarde, aciertes en tus pronósticos. Te acabas convirtiendo en un trasunto de Pedro, el del cuento, a quien no creían cuando gritaba que venía el lobo por haber utilizado ese recurso tantas veces para divertirse. Eso es lo que le puede pasar, entre otros, al analista Brandel Chamblee, que parece empeñado en desplazar a los verdaderos protagonistas, los jugadores, del centro del escenario a golpe de titular explosivo y de elevar la anécdota a categoría. Recopilo unas cuantas de las boutades de Chamblee en los últimos tiempos, para que sepan de qué estamos hablando si no le tienen muy ubicado: el golpe de salida de Dustin Johnson en el hoyo 12 de Kapalua en el Tournament of Champions de este año fue el mejor de la historia; Tiger Woods es el jugador que más ha desperdiciado su talento en toda la historia; el golpe de Jon Rahm al agua en el hoyo 11 fue la decisión más desconcertante de la historia del The Players; el adelgazamiento de Brooks Koepka es el sabotaje más temerario que un atleta se ha hecho a sí mismo en la historia. ¿Ven la tendencia? Con respecto a la última afirmación, Koepka es de los que van tomando matrículas, a veces con exceso de celo, y ya dejó entrever en sus declaraciones del jueves que le da igual lo que diga la gente (léase, Chamblee), ya que en su momento fue uno de los que puso en duda su régimen de entrenamiento con pesas y su volumen previo.

Decía Freddie Bennet, mítico caddie master del Augusta National, que los greens de ese campo no se leían, sino que se recordaban

Pero volvamos al torneo, que tiene miga. Decía Freddie Bennet, mítico caddie master del Augusta National, que los greens de ese campo no se leían, sino que se recordaban. La experiencia en el recorrido de Georgia es fundamental para aspirar a ganar el Masters (el Capitán Obvio ataca de nuevo), pero a lo largo de la historia (la de verdad, no la de antes de ayer), ha habido notables excepciones (véase el ejemplo de Tiger Woods venciendo en su primera participación como profesional, o a Jordan Spieth en la tercera). A ese dato y a la confianza en su juego se aferrarán DeChambeau, Koepka y Rahm, los más bisoños de entre los ocupantes de la zona noble (lo siento, Harding, no me creo que luches por el título el domingo), mientras que Mickelson, Poulter o Johnson intentarán hacer buenas las palabras del sabio y ya fallecido Bennet.

Desde la guarida de Jon | El hoyo 11, la magia de Seve y lo que transmite Jon

Con respecto a los españoles, resulta obvio que Jon Rahm, Sergio García y Rafa Cabrera-Bello están para todo. Mucho mérito la vuelta de los tres por distintas circunstancias: Rahm supo desplegar su mejor juego en el partido más bullicioso del día (gajes de jugar con Tiger Woods), Sergio García aguantó el tipo en un día que podía haberse torcido y Rafa Cabrera-Bello neutralizó un dolorosísimo triple bogey en el 10 con un gran despliegue en la parte final. Solo José María Olazábal parece, por desgracia, lejos de superar el corte. Suceda lo que suceda en la jornada del viernes, y aunque no pase a la historia de este deporte (será lo más probable), mañana se lo contaré por aquí.