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Más de lo mismo

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El artículo de George A. Crump aparecido en 1917.
El artículo de George A. Crump aparecido en 1917.

Un consejito antes de empezar este artículo. Pongan en su equipo de música (o móvil, u ordenador, o lo que demonios tengan a mano), el History repeating de la inconmensurable Shirley Bassey y los Propellerheads. Y sigan leyendo, por favor…

“Los clubes de golf no pueden permitirse construir recorridos carísimos y que todo ese trabajo lo deshaga una bola que está al alcance de cualquiera”, declaraba George A. Crump, diseñador de Pine Valley. El arquitecto de algunos de los mejores recorridos del mundo intentaba defender la vigencia de sus campos ante el asalto de la tecnología, y proponía que en el golf se introdujera una bola estandarizada e igual para todos, como sucede en el tenis y el béisbol. Lo más llamativo de estas declaraciones es que Crump las hizo al Public Ledger, un periódico de Filadelfia, en abril de… 1917. No se vuelvan locos con la resta: cien añitos han pasado ya desde que hiciera público su lamento.

Tiger Woods, en la Ryder © Golffile | Fran Caffrey
Tiger Woods, en la Ryder © Golffile | Fran Caffrey

En una cita manoseada hasta dejarla irreconocible, el poeta y filósofo de origen español George Santayana afirmó que “aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Y parece que en esas estamos, al menos en lo relativo a las bolas de golf. El último en alzar su autorizada voz ha sido Tiger Woods, que en el podcast de Geno Auriemma, seleccionador estadounidense de baloncesto femenino, se mostró muy preocupado por la deriva en la evolución de las bolas de golf, y las carísimas transformaciones que implica en los campos modernos. De este modo, se une a Jack Nicklaus y a otras personalidades del mundo del golf que intentan poner algo de cordura en esta escalada de hostilidades sin fin aparente. Por cierto, toca hacer algo de patria, porque uno de los mejores artículos que se han escrito al respecto lo firma el profesional malagueño Pablo Martín en esta misma casa. No se lo pierdan, por favor.

Habrá quien piense, tirando de ad hominem de libro, que la declaración de Tiger Woods es interesada porque la edad no perdona y está cascado para enfrentarse a los bombarderos jóvenes del panorama golfístico actual, y que no le escuchamos decir nada parecido al principio de su carrera, cuando dominaba con mano de hierro. Una estrategia parecida podría usarse contra Nicklaus, dedicado desde hace años a diseñar y construir campos de golf y cuyos presupuestos se encarecen si los recorridos se alargan.

Podemos resumir brevemente otros argumentos en contra: que los campos que albergan torneos de alta competición son una minoría; que es posible jugar en campos cortos que se defienden bien; que la culpa la tiene, en realidad, la uniformidad de los campos estadounidenses y el “parkland” estándar exportado a otros rincones del mundo, un formato estético pensado para el “target golf” del circuito americano y, por lo general, indefenso ante los grandes jugadores; que hay demasiados intereses económicos en la venta de bolas de golf, aunque su fabricación esté concentrada en un puñado de marcas. Cada una de estas afirmaciones se ramifican en un buen número de alternativas retóricas, y en todas hay algo de verdad (siempre matizable).

El recorrido de Pine Valley.
El recorrido de Pine Valley.

Al final, y como decían Les Luthiers, “el tiempo es un maní”. Es decir, todo se reduce a las dos grandes variables: tiempo y dinero. Ya hemos mencionado, aunque sea de pasada, los costes de adaptar los campos a las exigencias actuales de las bolas modernas de golf, pero tan importante como estos sobreprecios es el dispendio en minutos (u horas) que supone recorrer campos más largos y llegar más lejos con cada golpe. Al margen de la imaginación que los amateurs le echemos al evaluar nuestra pegada —ya que solemos dejar a Antoñita la Fantástica como el paradigma del empirismo—, si una bola vuela más las esperas entre golpes tienen, por fuerza, que multiplicarse… siempre que pretendamos acabar la vuelta sin incidentes diplomáticos.

Pablo Martin Benavides. © Golffile | Eoin Clarke
Pablo Martin Benavides. © Golffile | Eoin Clarke

El Royal & Ancient y la USGA están siguiendo el problema y serán los encargados de ponerle el cascabel al gato después de la gran reforma de reglas que llegará en enero de 2019. Entre las propuestas que hay encima de la mesa está la “bifurcación”, es decir, la posibilidad de que haya una bola de vuelo más limitado para su uso en el ámbito profesional, y que en el campo amateur las marcas sigan ofreciendo su barra libre de modelos y prestaciones. Hasta entonces, seguiremos acumulando evidencias y escuchando voces que se posicionan al respecto. Pero no hace falta que se vayan muy lejos. Insisto: lean a Pablo Martín.