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Royal Birkdale, el asesino piadoso

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The Horribly Slow Murderer with the Extremely Inefficient Weapon.
The Horribly Slow Murderer with the Extremely Inefficient Weapon.

Como lectores de Ten Golf supongo que tendrán gustos refinados y seguro que no han visto un cortometraje titulado The Horribly Slow Murderer with the Extremely Inefficient Weapon (es decir, El asesino terriblemente lento con el arma extremadamente ineficaz), una divertida parodia del género slasher en la que un forense es perseguido implacablemente por un hombre que se dedica a darle golpecitos con una cuchara. Más o menos eso es lo que ha hecho Royal Birkdale con la mayoría de los participantes en la primera vuelta del Open Championship 2017. Dados los antecedentes y las previsiones meteorológicas, esperábamos que en la jornada hubiera más bajas que en la Boda Roja, pero Royal Birkdale se ha mostrado, por el momento, clemente. De la solitaria tarjeta bajo par firmada por Robert Allenby en la primera vuelta de 2008 hemos pasado a contar con 39 herejes que se han atrevido a profanar con su buen juego la santidad del recorrido de Southport (¡viva el melodrama!). Por otro lado, apenas hay eliminados ilustres (quizá Oosthuizen, Fleetwood y Zach Johnson, de entre los favoritos), aunque Phil Mickelson o Sergio García tendrán que remar en la segunda vuelta para prorrogar su estancia en el torneo.

El hoyo 18 de Royal Birkdale durante la primera ronda del Open Championship 2017. © Golffile | Fran Caffrey

De momento el género de la película ha cambiado: del terror esperado al inevitable suspense, primero con las reacciones finales de Sergio García y Rory McIlroy, dos favoritos que algunos ya daban por enterrados, y luego con la intriga de Jon Rahm y su accidentado hoyo 17, que al final se resolvió favorablemente para el español. En la zona alta, nombres importantes, a diferencia de lo ocurrido en el pasado U.S. Open, y un trío estadounidense (Spieth, Koepka y Kuchar) que impone respeto. Pisándoles los talones, dos ingleses dispuestos a romper la maldición de los locales en Royal Birkdale, el siempre fiable Paul Casey y un Ian Poulter que nos ha hecho desear que la próxima Ryder empiece mañana.

Rory McIlroy durante la primera ronda en Royal Birkdale. © Golffile | Fran Caffrey
Rory McIlroy durante la primera ronda en Royal Birkdale. © Golffile | Fran Caffrey

En cuanto a los españoles, ha habido de todo, como en botica, pero los cuatro siguen en liza y con plenas opciones: Rafa Cabrera-Bello ha estado enchufadísimo e incluso flirteando con el liderato en la parte final de la vuelta; Jon Rahm, resolutivo y calmado pese a los vaivenes; Pablo Larrazábal, sin fortuna en los greenes pero metido en la pelea; y Sergio García reaccionó y se regaló un balón de oxígeno en forma de dos birdies postreros para que todos sus rivales sigan atentos al retrovisor por si ven el verde del campeón del Masters.

Rafa Cabrera Bello en la primera jornada del Open Championship. © Gofile | David Lloyd
Rafa Cabrera Bello en la primera jornada del Open Championship. © Gofile | David Lloyd

De todos modos, y al margen de que el “asesino” se haya mostrado benigno en esta primera jornada, el plantel del torneo es consciente de su peligrosidad. En la jornada del viernes las calles seguirán siendo igual de estrechas; los búnkers, igual de peligrosos; el rough, igual de inmisericorde; pero la diferencia fundamental la marcará el viento que irá arreciando a medida que avance el día, aunque tampoco es que vaya a dar mucha tregua a los jugadores del turno matinal. Será entonces cuando Royal Birkdale cambie su ineficaz cuchara del primer día por una sierra mecánica. Como decía el gran Aute, el día que se avecina viene con hambre atrasada.