Estoy en Carmel, Indiana, donde a partir de mañana, me juego los cuartos en el US Open Senior, uno de los torneos más importantes de la temporada, un Grande con todas sus letras. Tengo muchas ganas de jugar, estoy muy animado y espero que cambie mi suerte porque la verdad, desde que empezó este viaje, no han sido más que calamidades y problemas. Pufff…
Vaya cómo está el mundo de los aviones, aeropuertos y demás. Es terrible. Habría que tomar medidas, aunque si soy sincero tampoco sé muy bien lo que se puede hacer. Nos van a obligar al final a ponerle un gps a nuestro equipaje.
Empezaron por perderme la maleta en el viaje de vuelta del British a Málaga y después me perdieron los palos en el vuelo de Madrid a Estados Unidos. Evidentemente, esto ha sido lo peor. Llegué a Indiana el martes por la mañana y hasta hoy no me han llegado los palos, así que ayer me tuve que dedicar a ‘mendigar’ material en la calle de prácticas para poder jugar una ronda de entrenamiento. Que si una bola por aquí, unos zapatos, unos guantes y finalmente unos palos que me facilitó Cleveland…
Lo importante, no obstante, era salir al campo, andarlo, para tomar las primeras referencias. Hoy ya jugaré con mis palos. Seguro que las sensaciones son mucho mejores. A primera vista, os digo que el Crooked Stick Golf Club es bastante técnico y tiene mucha agua.
Las dos primeras vueltas juego con el irlandés Mark McNulty. Aprovecho para contaros que para mi es uno de los mejores jugadores del mundo con viento, sino el mejor. La semana pasada ya estuvo a punto de dar la sorpresa en el British en la última ronda y todavía recuerdo el Volvo Masters que ganó justo cuando empezó a soplar el viento. Es buenísimo.
Por cierto, como os podréis imaginar, aquí en Estados Unidos casi no se habla de otra cosa que de Tom Watson. Todos los medios quieren hablar con él después de lo que hizo en Turnberry y en Sunningdale.
