Cuando nos ponemos manos a la obra en un torneo intentamos que todo esté al detalle. Uno de ellos y -quizás de los más importantes- es que haya un buen libro de medidas. En los torneos federativos de alta competición – aquellos que puntúan para el ranking mundial y los rankings nacionales- no está permitido el uso de medidores de distancia, por lo tanto, es imprescindible que haya un buen libro para los jugadores.
Esta semana en la Copa Baleares (Pula Golf) he tenido una anécdota curiosa con el campeón. Es miércoles, día de entrenamiento, y son las 9:12 de la mañana cuando recibo una llamada de Víctor Pastor. Yo estaba preparando en la oficina una documentación. Me comenta que hay algún problema con las medidas del libro y que si puedo acercarme al campo de prácticas para verlo. Efectivamente, está en lo cierto.
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Hace dos años se había jugado este torneo en Pula y el libro que tenía el cordobés lo había hecho también la misma persona. Ponemos los dos libros enfrentados –el de hace dos años y el nuevo- y hay varios datos que no cuadran del todo. Las marcas pintadas en la calle no son las mismas y es lógico que no tengan los mismos metros, pero las fijas y los desniveles sí deberían estar iguales ya que Pula no había sufrido ninguna modificación destacable.
No es una situación fácil de gestionar porque es imposible comprobar en un día todas las medidas, pero sí se puede hace un chequeo de algunas del libro nuevo.
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Por la tarde cojo un láser con el director del torneo y medimos algunos hoyos al completo. Por suerte, todo lo que comprobamos está correcto. Es decir, el libro nuevo está perfectamente medido mientras que el antiguo tiene, aparentemente, algunos errores. Lo vemos claramente en el desnivel del hoyo 18 (par 3). Hace dos años marca un desnivel de +8 mientras que ahora ha pasado a +4.
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Quiero destacar la anécdota porque refleja perfectamente la profesionalidad del andaluz. Tan solo él y Jorge Maicas -que entrenaba con él- se habían percatado de esos datos que no cuadraban entre un libro y otro.
