Por suerte o por desgracia, el golf es como la faena de un torero. Todo puede ir maravillosamente bien, pero si en el momento de la estocada tocas hueso, es muy posible que acabes con la sensación de que todo lo bueno que habías hecho antes no sirvió para nada. Puede parecer injusto, pero así es el golf y hay que aceptarlo. Por este motivo, en vez de preocuparnos vamos a ocuparnos de que no ocurra.
Antes de nada, me gustaría comentar tres cosas para todos aquellos que sienten angustia cuando pisan un green. Porque sí, yo sé que hay muchos a los que les ocurre. Cómo afrontarlo:
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La mayoría de los jugadores principiantes que patea mal, como es su peor palo y no se divierten, no lo practican casi nada, y al final pasa lo que pasa. Así las cosas, si te sientes identificado con este perfil, lo primero es la práctica. Si no lo entrenas será complicado ser eficiente.
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El componente psicológico a la hora de pisar un green es vital para ser un gran pateador. Es fundamental tener una buena actitud y para ello es primordial no ser extremadamente exigente contigo mismo. Debes intentar ser tu mejor amigo. Ya sabes por dónde voy: «¡Qué malo soy!» «¡Qué desgraciado!». Ese no es el camino… Y todos sabemos que he sido prudente con los apelativos: ¡Suele ser bastante peor!
Es imprescindible que todo aquel que se sumerja en este maravilloso y complejo deporte asuma que todos cometemos errores, que es una disciplina en la que hay que saber convivir con la mediocridad y que hay que trabajar para que los malos golpes sean lo más efectivos posible.
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Por último, y lo más importante, es entrenar divirtiéndote. El que juega al golf lo hace por diversión y cuando se convierte en sufrimiento lógicamente prefieres no hacerlo, así que os voy a enseñar un ejercicio para que lo pongáis en práctica y mejoréis considerablemente.
Para ser buen pateador, hay que fortalecer sobre todo el pilar de la fuerza:
Si calculas bien la fuerza, aunque la línea no haya sido perfecta, la dejarás al lado del hoyo y será más fácil rematar después la faena.
Recuerda: Para poder sentir mejor la fuerza es fundamental no agarrar el palo excesivamente fuerte, intenta cogerlo sin presión para tener los músculos más relajados.
Para trabajar la fuerza os cuento un ejercicio práctico. Si lo hacéis con alguien y en modo competición será un aliciente mayor y seguro que os lo pasaréis bien:
Ejercicio de fuerza:
El objetivo es dejar la bola dentro del hoyo o dentro del semicírculo de tees naranjas. Empiezas tirando desde el tee blanco que está colocado más cerca del hoyo, aproximadamente a un metro. Si consigues el objetivo, pasas al segundo tee blanco, que estará colocado aproximadamente a dos metros del hoyo. Si te pasas el semicírculo o no llegas al hoyo, volverás a repetir desde el mismo punto. Ganará el primero que logra meterla desde el tee más lejano. Lo ideal es poner los tees de uno a cinco metros. Cuando tengáis dominada esta franja podréis complicarlo hasta quince – veinte metros. El semicírculo lo podéis hacer poniendo un palo de referencia a modo de radio para que todos los tees estén a la misma distancia.
Si mejoráis vuestra fuerza, se reducirán considerablemente los greenes a tres putts y como consecuencia empezaréis a obtener mejores resultados.
Recuerda: Nunca te obsesiones con querer embocarla, sólo preocúpate de la fuerza. Si lo tiras con la fuerza correcta e interpretas bien la caída tendrás muchas posibilidades de que la bola desaparezca de tu vista. Otra cosa: al reducir tus expectativas, conseguirás disfrutar mucho más.
