Inicio Blogs Pablo Larrazábal Un chaval algo loco y con un zapato del 46

Un chaval algo loco y con un zapato del 46

Compartir
Pablo Larrazábal, durante la vuelta de prácticas en Royal Birkdale. © Golffile | David Lloyd
Pablo Larrazábal, durante la vuelta de prácticas en Royal Birkdale. © Golffile | David Lloyd

En Royal Birkdale jugué mi primer British Open y mi primer major hace nueve años y aquí estamos otra vez, en Royal Birkdale, dispuestos a jugar mi decimocuarto Grande y mi séptimo Open. Qué cantidad de sueños he tenido la suerte de poder cumplir desde 2008: jugar en el Tour Europeo, ganar torneos, disputar todos los Majors menos el Masters… No cabe duda de que es una semana muy especial. Royal Birkdale siempre tendrá un significado único para mí, y más allá de lo que ocurrió en 2008, tengo que decir que es un campo que me encanta, seguramente el mejor de la rotación del Open junto a Royal Troon.

Hay muchos recuerdos que tengo guardados de aquel Open. Cómo olvidarlos. Por ejemplo, el miércoles previo al British, en la ducha, me rompí un dedo del pie y tuve que jugar el torneo con un zapato tres tallas más grande que el mío. Si normalmente uso un 43, aquella semana jugué con un 46 el doble de ancho de lo normal. Sí, ya me dijeron muchas veces aquello de qué mala pata… Ahora me lo tomó con humor, como una anécdota, pero entonces no me lo podía creer.

Tampoco olvidaré, por ejemplo, jugar una ronda de prácticas con mi hermano Alex llevando la bolsa. Fue muy curioso. Apenas unos años antes yo le había hecho de caddie en el Masters y ahora era él quien me lo hacía a mí. No muchos hermanos puede presumir de haber jugado el British.

Claro que jamás olvidaré quiénes fueron mis compañeros de partido los dos primeros días de torneo: Zach Johnson, ganador del Masters de Augusta, y Adam Scott, que si no recuerdo mal por aquel entonces era el Número 3 del mundo.

Y obviamente también tengo fijado en la memoria cómo fue el torneo. Me lo pasé muy bien y jugué a un nivel muy alto. Creo que este dato lo dice todo: pasé el corte tirando 35 putts el jueves y 36 el viernes. Imaginaos cómo jugué esa semana de tee a green.

Es verdad que han pasado ya nueve años y pienso que he evolucionado mucho como jugador y como persona. No creáis que echo mucho de menos a aquel Pablo. Tenía muchas cosas buenas, pero también era un chaval de 24 años con la mentalidad de uno de 18 al que le gustaba un poco hacer el loco. Creo que he mejorado mucho y sobre todo tengo con muchas ganas de disfrutar este Open y de hacerlo bien. Lo que más me gusta del mundo es jugar contra los mejores y en los mejores campos, así que no queda otra que disfrutar.