Inicio Blogs Pablo Larrazábal Pateaba para ganar en Abu Dhabi y mis manos dejaron de funcionar…

Pateaba para ganar en Abu Dhabi y mis manos dejaron de funcionar…

Compartir

Saludos desde Abu Dhabi, donde esta semana arranca mi año 2017. Han pasado ya tres años de mi victoria aquí. Cómo pasa el tiempo. Nos hacemos mayores. Pero tengo muy frescos los recuerdos en la memoria, casi como si hubiera sido la semana pasada…

Recuerdo perfectamente, por ejemplo, que en aquel 2014 llegué a Abu Dhabi después de haber pasado siete semanas en casa, trabajando muy bien con mi equipo en Barcelona, entre otros con mi caddie de entonces, Chris. Los frutos de aquel trabajo llegaron muy pronto.

El rough estaba muy, muy alto y en las vueltas de entrenamiento encontré un golpe con la madera 5 que me ayudó muchísimo, porque conseguía sacarla del rough y hacer metros, entre 130 y 170, cuando otros jugadores apenas podían moverla unos metros. Aquello me ayudó luego a salvar muchos pares durante el torneo. Fue una de las claves del triunfo.

En la última vuelta jugaba con Rory McIlroy y con Miguel Ángel Jiménez. Miguel empezó muy fuerte y creo que en los primeros hoyos alcanzó el liderato junto a Phil Mickelson, que venía por detrás, en el último partido. Yo hice un gran birdie en el hoyo 11 y luego fue clave el tramo entre los hoyos 12, 13 y 14.

En el 12, par 3, pegué un pull de salida con la bandera al fondo a la izquierda. Pero luego hice una gran sacada de bunker e hice un par muy bueno. En el 13, par 4, fallé la calle por poco y pude pegar un hierro 9 un poco cortadito y la dejé a un palmo, más o menos. Hice el birdie y enseguida, por detrás, en el mismo hoyo 13, Mickelson hizo aquel mítico doble toque intentando jugarla desde debajo del arbusto para acabar el hoyo con triple bogey, así que ahí ya me puse por delante. En el largo hoyo 14 recuerdo como si fuera ayer haber dudado si pegar drive o madera 3 con viento a favor. Pegué al final la madera 3 y la cerré demasiado a un rough infecto a la izquierda. Tenía unos 180 metros y cogí la madera 5 desde el rough y dejé la bola al borde del green por la derecha para salvar luego un gran par.

En el 15 pateé para birdie y me equivoqué con la caída. En el 16 el campo me ‘robó’ un poco en el green, porque tiré un buen putt. En el 17 tuve un putt de unos cinco metros de birdie para salir líder con dos golpes de ventaja al 18… Pero lo tiré así un poco cagadillo y lo fallé por la parte de abajo.

Y llegamos al 18, líder con un solo golpe. Ese hoyo, par 5, con la bandera atrás a la derecha es un hoyo donde es más o menos fácil hacer birdie, pero es difícil hacer eagle, así que sabía que haciendo birdie tenía un 95 por ciento de posibilidades de ganar. Pegué con viento a favor de la izquierda una madera 3 muy buena, a la calle. Desde allí tenía 253 metros a la bandera con un poquito de viento a favor de la izquierda y pegué una madera 5 impecable, un tiro de estos que recordaré para siempre, y la dejé a unos siete metros para eagle…

Estaba en el green pensando que con un birdie ganaba el torneo. Tengo un recuerdo muy extraño de aquel primer putt, porque tuve una sensación que no he vuelto a tener en mi vida: estaba andando, mirando la caída, y sentía que las manos no me funcionaban. Algo muy raro. Pero el caso es que acto seguido no fui capaz de subir el putter lo suficiente y me quedé dos metros corto, o quizá metro ochenta…

Mirando la caída del segundo putt veía que podía caer un poco de derecha a izquierda, pero el pelo del green era de izquierda a derecha. Entonces decidí tirarla recta. Rory tenía un putt de medio metro para birdie y me fijé en que Mickelson estaba esperando en la calle. Pero yo seguía pensando que era muy difícil hacer ahí el eagle y que entonces tenía un putt de algo menos de dos metros para ganar el torneo. Me concentré en hacer un buen swing de putt… Y la metí por todo el centro. Yo era el campeón y ¡Rory McIlroy y Phil Mickelson terminaban segundos!