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Cambios, equipo pequeño, comunicación y nadando todos en buena dirección

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Pep Anglés.
Pep Anglés.

Es martes, Costa del Sol, descansado en la piscina del hotel, todo en reposo menos la cabeza, dándole vueltas a la temporada, a las próximas citas.

Después de incorporar una serie de cambios tanto en la gente que me rodea como en mi método de trabajo, lentamente las cosas parece que empiezan a rodar de otra manera.

Empecé a trabajar con un nuevo entrenador, el cual, dejando de lado si es más o menos reconocido, practica un método que se adapta bien a mi perfil. Trabajamos la técnica de una manera muy particular, con mucha memoria muscular y sin necesariamente un palo de golf, sin pensar demasiado, fácil, sencillo, repetitivo. Debido a su calendario comprometido, nos vemos en contadas ocasiones pero pienso que me va bien, me gusta coger una ‘herramienta’ de trabajo cada cierto tiempo y desgastarla tanto en casa como en el Tour, cuándo estoy sólo. Entonces, al cabo de un cierto tiempo, 6-8 semanas, nos volvemos a ver para realizar otra sesión intensa de 4-5 horas seguidas en el range. Repasamos, intensificamos y dejamos claro sobre la mesa cómo tenemos que movernos y por qué, y así vamos funcionando, poco a poco pero sin pausa.

Tanto el tema físico como mental lo trabajo de manera independiente, pero he puesto una persona importante a mi lado en el campo como caddy, un buen amigo, Edu

En mi entorno, he recortado fuentes de opiniones sin peso, básicamente. He creado un equipo pequeño y todos en la misma dirección con algo muy importante en curso: una buena comunicación. En este momento tanto el tema físico como mental lo trabajo de manera independiente, pero he puesto una persona importante a mi lado en el campo como caddy, un buen amigo, Edu. Con él paso la mayor parte del tiempo, y pienso que hacemos un buen equipo, poco a poco va mejorando la parte técnica como “caddy” ya que es nuevo para él y, sobretodo, me aporta el equilibrio en el campo ya que me conoce muy bien y me ayuda a dosificar tanto mis entrenos como los días de competición, manteniendo un nivel razonable de energía. Estoy en este punto, encontrando lo que me va mejor a mi, los ritmos, los calentamientos, rutinas, para salir al campo a competir con el nivel de energía ideal, con intensidad pero con calma y tranquilidad, como le decía a mi entrenador en USA, “soft focus”.

Estas decisiones fueron tomadas a principio de año, premeditadas durante un buen tiempo. El Challenge Tour es un circuito dónde el nivel cada año está más alto y no puedes perder la ambición ni un momento, todos tenemos un objetivo claro y vamos a por ello. Es pura batalla y los que tienen dudas se quedan atrás.
Mi comienzo de temporada fue bueno con una buena semana en Open de Kenya del European Tour, y un buen 11º en Jordania – Jordan Mixed Open. Pero a partir de ahí las cosas han ido lentas… Lentas pero en buena tendencia, buena dirección.

Un punto importante fue la última vuelta del Open de Suiza, donde solté la vuelta del día (64) sin errores. Me gusta el juego agresivo y tiendo a tener errores grandes en mis vueltas, y ganar un torneo con ese tipo de números es muy difícil. Ese 64 estando totalmente en control incluso cuando nos llovió los últimos 5 hoyos, fue un impulso para mi confianza. Estoy teniendo determinadas vueltas en las cuales el ‘scoring’ aún no es muy bueno, pero me siento 100% en control de mis trayectorias, de la pelota, lo cual es algo que hacía mucho tiempo que no notaba, es algo que incluso en mis mejores momentos me faltaba, ya que era una bomba de relojería, fina y precisa, pero que en cualquier momento podía saltar. El domingo en Suiza fue un “clinic” sin errores y sin ningún “birdie” en los Par 5. Aquí lo dejo.

Empecé a trabajar con un nuevo entrenador, el cual, dejando de lado si es más o menos reconocido, practica un método que se adapta bien a mi perfil. Trabajamos la técnica de una manera muy particular, con mucha memoria muscular y sin necesariamente un palo de golf

Con ese momentum he ido a Saint Omer. No tenía pensado ir, no estaba en mi calendario, pero en el último momento lo metí. Viajé el miércoles sin entrenar el campo, Edu caminó 9 hoyos y los otros 9 la mañana del jueves. Tranquilamente. Los campos difíciles me hacen sentir cómodo, y éste era un ejemplo, no muy complicado pero con truco… Greenes pequeños de poa, saltarines, fueras de límites, muchos desniveles… Técnico. Fue una buena semana, trabajada, de menos a más, otra buena inercia.

Y aquí estamos, en Costa del Sol, con el Match Play del Challenge por delante y Valderrama la siguiente. Decidir jugar este segundo evento no fue fácil. Coincide con uno de los torneos grandes del Challenge Tour en Italia, pero el corazón me pedía quedarme en casa y así lo hice.

Valderrama es demasiado especial, fue donde me di a conocer casi logrando lo imposible en un debut. La última experiencia allí también fue agridulce pero buena, llevando la vuelta del domingo -6 a falta de 3 hoyos cerca del top 5 y volviendo a hacer de las mías acabando -2. Pero eso es lo que me enamora de Valderrama, nunca puedes bajar la guardia y cada vez que he estado arriba en ese torneo y he tropezado he aprendido muchísimo.

Valderrama es demasiado especial, fue donde me di a conocer casi logrando lo imposible en un debut. La última experiencia allí también fue agridulce pero buena, llevando la vuelta del domingo -6 a falta de 3 hoyos cerca del top 5 y volviendo a hacer de las mías acabando -2

Creo firmemente que estamos en buena línea, independientemente del ritmo, la tendencia es positiva y eso es lo fundamental en un proceso sea el que sea. Tengo los objetivos claros en el horizonte y estamos nadando en buena dirección. Ahora toca seguir comprometido con el método y trabajar con calidad.

Gracias por leer, hasta la próxima…