Inicio Blogs Rafa Cabrera Bello Un poco de envidia sana

Un poco de envidia sana

Compartir

Tiempo habrá de de contaros mi primera experiencia en Wentworth, donde no pasé el corte… Ya sabéis que en este blog he intentado contar lo bueno y lo malo. No hay problema.

Pero ahora quiero recuperar algunas cuestiones que me había dejado en el tintero…

Después de jugar el Open de Irlanda en un links (Baltray) os prometí hablaros de este tipo de campos. Lo primero: me encantan por lo que representan. Son la historia viva de mi deporte. El golf, tal y como ahora se entiende, comenzó a jugarse en este tipo de campos hace cientos de años, así que cuando piso un recorrido de este tipo pienso siempre en ello. Lo segundo: lo que más llama la atención es su diseño natural. Realmente te das cuenta de que el campo casi estaba ahí antes de que la mano del hombre interviniera. No se toca casi nada y el campo casi evoluciona de modo natural: se forman dunas que antes no estaban y otras se mueven.

La otra cara de los links es el tiempo que suele acompañar al juego… El viento, la lluvia y el frío son algo normal en estos campos, y eso tengo que reconocer que ya no me gusta tanto. Pero merece la pena, por supuesto que merece la pena. Es una experiencia que debería tener cualquier aficionado de golf.

Y ahora que estamos en esta gira británica, hay que hablar también de la afición que hay aquí al golf. A los golfistas españoles nos da un poco de envidia sana. Ya no sólo por la cantidad de gente que viene al campo, que es impresionante (¿habéis visto cómo estaba Wentworth, con miles y miles de aficionados?), sino por su actitud y conocimiento del juego. Apoyan a todos los jugadores, jalean todos los buenos golpes, los pegue quien los pegue. Y entienden. Entienden mucho. Saben cuándo un golpe ha sido realmente de mérito. En China, por ejemplo, se aplaude absolutamente todo. Basta con dar a la bola para ganarte el aplauso… Todo esto es normal; es una simple cuestión de tradición y de tiempo.