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Rafa, nunca dejarás de sorprenderme

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Rafa Nadal.
Rafa Nadal.

¿Sabéis qué fue lo primero que se me vino a mi cabezota de oso el domingo pasado cuando Rafa Nadal ganó el US Open? Emocionado, no lo niego, y con alguna lagrimilla en el ojo, me acordé del último Wimbledon, cuando perdió en octavos de final ante Gilles Müller.

El partido fue ajustadísimo, hasta el punto de que Rafa cayó por un increíble 15 a 13 en el último set. Yo, en mi sofá, pensaba que me iba a dar algo. Estaba nerviosísimo. Me declaro fan total de Nadal, vibro con sus victorias y me pongo triste con sus derrotas. Ese día estaba tocado porque había perdido. No me podía imaginar cómo estaría él… El pase a cuartos de final se había decidido en un suspiro, el sueño de ganar otra vez Wimbledon se había escapado… Lo veía todo negro. Y, sin embargo, fue ahí, mientras yo pensaba en todas esas cosas, cuando una vez más Rafa me volvió a dejar con la boca abierta y cambió mi cara triste por una sonrisa de admiración.

No sé si lo recordáis… Rafa terminó de recoger sus cosas en la pista más rápido que Müller y se encaminó con paso rápido a los vestuarios. Nada más empezar a andar se dio cuenta de que su rival aún no había terminado de recoger y se quedó parado como una estatua para esperarlo y salir juntos de la pista. Incluso, Rafa todavía se quedó una segundos más para firmar autógrafos. Acababa de perder, yo estaba hundido y Nadal tenía ese gesto… ¿Se puede ser más grande?

En el US Open, justo después de ganar, Rafa ofreció una entrevista a pie de pista. Había sido una gran victoria, su tercera en ese torneo, su decimosexto Grand Slam, había vuelto a ganar en pista dura después de sufrir un calvario de lesiones y, sin embargo, su primera respuesta como campeón, con la pista aún abarrotada, fue una extensa y sincera felicitación a su rival, Kevin Anderson, por la gran semana de tenis que había tenido. Es un DEPORTISTA con mayúsculas. Un ejemplo en la victoria y en la derrota.

Me consta, porque lo oigo un montón en los torneos que jugamos durante el año en el circuito, que muchos padres ponen a Rafa Nadal de modelo. Me encanta cada vez que lo escucho. Es un referente que va más allá del deporte, de sus victorias o de sus derrotas. Da igual que gane o pierda, es lo que transmite. Su espíritu de lucha es legendario y, desde mi punto de vista, está basado en dos pilares de su carácter: la humildad y el respeto al rival.

Tiene la humildad necesaria para no bajar nunca los brazos por muy mal que le vayan las cosas. Es fácil rendirse cuando uno ve que le están dando una paliza. Es fácil decir por favor que esto acabe cuando antes porque me están pasando por encima. Lo difícil, y es una de las cosas que hace grande a Nadal, es tener la humildad suficiente para aguantar el chaparrón cuando cae y tener la determinación de que en cualquier momento puede cambiar el partido. Rafa levanta partidos increíbles porque jamás tira la toalla. No se permite irse de la pista con la sensación, por mínima que sea, de que no lo ha dado todo. Y esto también es por el enorme respeto que tiene hacia el rival. Si me ganas, que sea dando yo el ciento por ciento.

Por todo eso, muchas gracias Rafa, una vez más, por hacernos vibrar, por emocionarnos y por enseñarnos tantas cosas que son tan buenas para todos los deportes y que nosotros trataremos de seguir aplicando cada día en el golf.

2 COMENTARIOS

    • Dice Rafael Nadal q hay que perseverar siempre, q por muy remotas q parezcan las probabilidades de ganar, hay q pujar hasta el límite de las propias fuerzas y probar suerte…
      (Rafael Nadal con John Carlin

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