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Jiménez sólo tiene 20

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Miguel Ángel Jiménez sigue escribiendo páginas y páginas de la historia del golf. Incombustible. Incomparable. Increíble.

El malagueño acaba de conquistar el Hong Kong Open, el vigésimo título de su carrera en el circuito europeo, el cuarto en este torneo, menos de un año después de fracturarse la pierna y a menos de un mes de cumplir 50 años. Augusta ya tiene impresa con letras de oro la invitación del de Churriana para el Masters 2014. Por derecho propio. Por ser uno de los mejores cincuenta del mundo. Top 50 a los 50.

Jiménez tiene 49 años, pero el DNI de su golf pone sólo 20, como su palmarés. No sólo por ganar, que ya es impresionante, sino por cómo lo hace. A falta de dos hoyos necesitaba un birdie para forzar el desempate y dos para ganar el torneo. Lo hizo en el 17 con un tirazo y un magnífico putt de unos cuatro metros. Acto seguido se lanzó a tumba abierta en el 18 a por el segundo birdie, sin mirar atrás, con el driver, un palo prohibido para el resto de los mortales en esta angosta salida final del Hong Kong Club. Nadie se atreve porque es una locura. La calle baja y se estrecha al límite. O pegas el tiro perfecto o acabas en el rough, y desde ahí dejarla cerca de una bandera criminal, esquinada, protegida por agua y arena, es imposible.

Pero el ADN de Jiménez es diferente y su arrojo, descomunal. Agarra el driver y la pone en el semirough. Su tiro a bandera, buscando trapo, apretando los dientes con la imagen fija en su retina del trofeo, se queda un poco corto, menos de un metro, y acaba en el búnker. Hace el par y se ve abocado al desempate contra Meesawat, que ha metido putts hoy hasta de 25 metros para meterse en la pelea, y Manley, que hizo magia en el 18 al embocar desde fuera de green un chip precioso para pedir también su turno en el playoff.

Desempate. Se juega el 18. Si en el hoyo 72 la salida es estrecha, se pueden imaginar cómo aparece ante los ojos en un desempate, y mucho más si te ocurre como Jiménez, que salió el tercero con sus dos rivales ya perfectamente situados en la calle. Cero dudas. “Dame el driver”, dice. Salida de libro, uno de los mejores golpes del día, al centro de la calle.

Manley manda su segundo tiro a la carpa de hospitalidad y se deja un putt de par de unos cuatro metros. El galés está perdido. Meesawat tampoco caza el green. La salida de Miguel impresiona y claro que influye en sus rivales cuando pegan el segundo golpe. Saben que la tienen que dejar muy cerca. El tailandés, pese a todo, firma un excelente approach y sella el par.

Jiménez, con sus rivales fuera de posición, va a por la bandera, pero arriesgando lo justo. Se deja una opción de birdie, pero sin jugarse el pellejo, porque sabe que Manley y Meesawat tienen prácticamente imposible el birdie. Miguel se deja un putt de cinco metros. Una buena opción, pero delicada, traicionera, cuesta abajo, con doble caída…

El golfista andaluz la toca dulcemente, suave, como acariciándola, la bola sale por la izquierda, cae un poco hacia la derecha y comienza a romper hacia la izquierda de nuevo con Miguel estirando el brazo con el putter para marcarle el destino. Es un largo camino, lento, suave y precioso. La pelota hace caso y va directa al hoyo. Birdie y victoria. A lo grande.

Jiménez firma un póker histórico en Hong Kong, un torneo que tiene 55 años de tradición. Es el segundo jugador de la historia que lo gana en cuatro ocasiones. El malagueño posa sonriente con el trofeo, cuenta en voz alta: “uno, dos, tres y cuatro”, y enseña los cuatro dedos a las cámaras. Sonríe Jiménez, sonríe Augusta, sonríe España.

Así vivimos golpe a golpe el desempate