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Chris, hijo, menudo palo

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Chris Doak muestra el palo que su hijo metió accidentalmente en su bolsa de palo y que le costó una sanción de nueve hoyos. © Tengolf
Chris Doak muestra el palo que su hijo metió accidentalmente en su bolsa de palo y que le costó una sanción de nueve hoyos. © Tengolf

Chris Doak es un veterano jugador escocés que estaba disputando esta semana el Andalucía Costa del Sol Match Play 9 en Valle Romano. Había aprovechado el torneo para montar unas vacaciones con toda su familia. El plan, desde luego, era perfecto. Sin embargo, algo se torció esta tarde durante la primera ronda del torneo del Challenge Tour.

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Concretamente, ocurrió en el hoyo 5. Doak descubrió algo extraño en su bolsa de palos. Había algo al fondo que no encajaba. Empezó a a remover sus hierros y maderas y, de repente, detectó que llevaba un palo de más, pero uno cualquiera. Era el palo de su hijo. Había estado jugando y por maldición del destino acabó dentro de la bolsa del padre.

El jugador británico no dudó un instante en comunicarlo al árbitro, a pesar de que sabía que le iba a acarrear una penalidad contundente y que nadie salvo él se había dado cuenta del incidente. Porque sí, señores, el golf es un deporte de caballeros. Para desgracia de Doak, el palo de su hijo era reglamentario, no de juguete, así que no había manera de librar la sanción. Auténtica mala suerte, ya que evidentemente el bueno de Chris no iba a utilizar ese palo durante la vuelta ni pensaba sacar ventaja alguno de ello. Pero las reglas son las reglas.

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La regla que impide llevar más de catorce palos en la bolsa castiga con dos golpes de penalidad por cada hoyo jugado con exceso de palos con un máximo de cuatro. Así, a Doak le cayeron dos golpes en el hoyo 1 y otros dos en el hoyo 2. Empezaba el día con cinco sobre el par en dos hoyos (había hecho bogey en el 2). Una losa. Poco después, tras firmar otro doble bogey en el 9 y colocarse ocho sobre par en el día, decidió retirarse.

No es la primera historia de este estilo que se produce en el European Tour. Glen Ralph se dio cuenta que llevaba el putter de otro jugador en su bolsa cuando ya estaba en el green del hoyo 1 durante el Swiss Open de 1989. Falló el corte por un golpe y acabó perdiendo la tarjeta por apenas diez libras esterlinas… El deporte puede ser muy cruel.

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