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El extraño y fascinante caso de Oliver Wilson

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Oliver Wilson posa con el trofeo de ganador del Swedish Challenge. © Challenge Tour
Oliver Wilson posa con el trofeo de ganador del Swedish Challenge. © Challenge Tour

Oliver Wilson (-13) ha ganado el Swedish Challenge del modo y manera que él acostumbra: apareciendo cuando menos se le espera. No tanto esta semana, en la que lo estaba haciendo bien y partía con opciones de victoria en la última ronda, sino tomando como referencia su larga y peculiar trayectoria profesional, una auténtica carrera de obstáculos, pestosa e ingrata si nos atenemos a lo que apuntaba en sus inicios…

El inglés se ha impuesto en el segundo hoyo de desempate al danés Joachim B. Hansen, número 1 de la Road to Ras Al Khaimah y doble ganador este año en el circuito y que, por tanto, se estaba jugando su pase automático e inmediato al European Tour al sumar el tercer triunfo de la temporada. Tendrá que esperar. Un bogey en ese segundo hoyo del playoff ante Wilson tiene la culpa.

Para los desmemoriados o no iniciados: Oliver Wilson es aquel jugador que llegó a disputar una Ryder, la de 2008, sin haber ganado ni un solo torneo, acumulando segundos puestos. Aquel cuyo juego y resultados cayeron en picado a partir de 2010; aquel que de repente, en 2014 y cuando estaba jugando con más pena que gloria en el Challenge Tour aquel año, se impuso en el glamuroso y caro Alfred Dunhill Links por delante de McIlroy y Fleetwood; aquel que acto seguido volvió a perder las sensaciones, el juego, la capacidad de hacer vueltas bajas y volvió a perder la tarjeta del circuito europeo.

Es aquel que este año de nuevo se movía discretamente en el Challenge Tour, sin apenas asomarse, pero que hace unas semanas se metía en el British a través de las previas locales… Wilson es aquel que siempre se ha resistido a rendirse y que suele llevar una tímida sonrisa en el rostro, aquel que hoy ha vuelto a ganar, aunque sea en la segunda división y cerca de cumplir los 38, y sobre el que es imposible vaticinar nada…

El inglés salía a jugar este domingo a tres golpes de la cabeza, firmando un 68 para alcanzar el desempate. La misma distancia desde la que partía Adri Arnaus (-8), que una vez más se había fabricado una opción de victoria y que obviamente todavía va a tener que esperar para estrenarse como ganador después de firmar un 73 en la última jornada.

El español, en realidad, ha estado poco tiempo en la pelea, tras cerrar el primer tercio del campo, el Katrineholms Golf Club, tramo en el que se juegan los tres primeros pares 5, con un parcial de +2. Tampoco iba a poder meterse después en la lucha, aunque fuera desde una segunda o tercera línea, aunque en el último tramo de la ronda, con tres birdies consecutivos, conseguía maquillar el resultado, quedarse a las puertas del top ten y, sobre todo, defender con mayor garantía su posición en el ranking. De hecho, se marcha de tierras suecas habiendo ganado un puesto (14º) dentro del anhelado top-15.

Seguro que el joven catalán no está muy contento. Hoy no le salía nada y caer en la tentación de la frustración es lógico y hasta legítimo. Pero ahora mismo debe seguir mirando y valorando con empecinamiento el conjunto de su obra en 2018, porque a pesar de los pesares sigue siendo sólida y bien parecida.

Consulte aquí los resultados del Swedish Challenge