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Descalabro Continental y el Seve Trophy vuelve a quedarse en las Islas

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Nick Faldo ya sabe cómo se gana una competición como la Ryder Cup

La apasionante jornada de domingo que prometía el Seve Trophy tras los resultados del juego por parejas se fue diluyendo a medida que pasaban los hoyos. La paliza del equipo británico a la Europa continental en los individuales fue monumental y sólo el sueco Peter Hanson evitó que fuera histórica…

Los hombres de Seve sólo sumaron dos puntos (un triunfo y dos empates) por ocho de los de Faldo y el resultado final fue de 16,5 a 11,5. El Seve Trophy se queda en las Islas por cuarta edición consecutiva. 

La tarde se puso muy negra para los intereses continentales desde el principio. Montgomerie tomaba pronto ventaja ante Karlsson, una de las principales bazas de Ballesteros; Casey, que estuvo en plan Casey, destrozaba a Jacquelin a golpe de birdie; Marc Warren y Gregory Havret luchaban en el partido más gris del domingo, pero el escocés parecía tener siempre la batuta; Storm era un ciclón ante un abatido (y enfermo por culpa de problema estomacal) Thomas Bjorn; Soren Hansen era el único que ponía cierto color azul (el distintivo del equipo continental frente al rojo de las islas) en la clasificación ante Dougherty. Mientras que los partidos que empezaban más tarde aparecían más igualdos, pero siempre con tendencia británica.

Los más claros eran, precisamente los encuentros de los españoles. Justin Rose le metía hoyos a Miguel Ángel Jiménez hasta ponerse cinco arriba, mientras que Bradley Dredge se movía en una cómoda distancia de dos o tres hoyos arriba.

La esperanza de un vuelco en la clasificación nunca existió. Hubo un momento de la tarde en la que los continentales no ganaban ningún partido y la oscura sombra del 10 a 0 sobrevoló por el campo The Heritage, muy frío durante toda la semana habida cuenta de que la afición irlandesa nunca se tomó este torneo como algo suyo, entre otras cosas, por las ausencia de Padraig Harrington y Paul McGinley.

El partido entre Montgomerie y Karlsson fue una especia de premonición sobre lo que ocurriría en el resto de encuentros. El sueco no jugaba mal, pegaba buenos tiros y en la mayoría de los hoyos la dejaba más cerca que Monty. Sin embargo, el escocés, que nunca ha perdido un partido individual en la Ryder Cup (en este torneo sí, precisamente ante Seve Ballesteros) estuvo certero con el putter. Embocó aquellas que le valían para obtener ventaja y salvó algunos hoyos que parecían ganados por Karlsson.

Y decimos que fue una premonición porque el gran lastre, en líneas generales, de los continentales estuvo en los greenes. Dejando al margen a Thomas Bjorn (a posteriori siempre es fácil hablar, pero su elección por parte de Seve no ha sido nada acertada), que nunca fue capaz de dar réplica a Storm, el resto de partidos se iba decidiendo con los putts y ahí fueron muchos mejores los británicos.

Casey, que anduvo bien en todos los aspectos del juego, fue especialmente brillante en los greenes. El inglés ganó en el 16 a Jacquelin con siete birdies a sus espaldas, un registro sólo igualado por Bradley Dredge. Por ello, debemos darle mucho mérito a Gonzalo Fernández-Castaño, ya que en su primera aparición en una competición de este tipo, consiguió llevar al galés al hoyo 18. Y es que Gonzalo se despachó también con 5 birdies.

Hasta el partido que estaba más favorable para Europa continental, el Hansen-Dougherty, se acabó torciendo y sólo se pudo sumar medio punto. Eso sí, era el primer medio punto para el equipo de Seve y esto pareció animar al resto. Marcus Brier, con todo a su favor para lograr su punto ante Philip Archer, lo tiró por la borda con un doble bogey en el 18 y se quedó sólo con medio. Peter Hanson, el mejor continental con 6 birdies el domingo, reaccionó y venció a Oliver Wilson, aunque tuvo que esperar al 18 para rubricarlo.

También en este momento emergió la figura de Jiménez. El malagueño reaccionó y logró ganar tres hoyos consecutivos para dejar la diferencia en dos. Aún pudo ganar el 16 con un putt de algo más de tres metros, pero falló y Rose sentenció en el 17. A Miguel Ángel le tocó bailar con la más fea y, aún así, luchó hasta el final. Eso sí, se marcha de Irlanda con el mal sabor de boca de no haber podido sumar ni siquiera medio punto durante toda la semana…

La victoria de Gran Bretaña e Irlanda sólo era cuestión de tiempo, pero para la estadística quedará que la aseguró Bradley Dredge al salir del 16 con dos de ventaja y otros tantos hoyos por jugar, aunque matemáticamente la consiguió Philip Archer con su medio punto ante Marcus Brier.

La mejor noticia es que el capitán del equipo de las islas, Nick Faldo, llegará a la próxima Ryder Cup, 2008 en Valhalla, con la sensación de haber ganado el Seve Trophy.

El Seve Trophy, a pesar de que perdió intensidad durante la tarde del domingo, ha demostrado que es una competición muy bonita para el espectador, con un formato atractivo y que puede eganchar. El problema, cómo no, está en convencer a los jugadores de que es igual de atractiva. La ausencia de Luke Donald, Ian Poulter, Lee Westwood, Sergio García, Henrik Stenson o Niclas Fasth, entre otros, resta 'caché' al trofeo y repercusión mediática. Si consiguen entre todos encontrar la fórmula de que siempre jueguen los mejores (como ocurre, por ejemplo, en la Presidents Cup), sólo que por decir…

¡Larga vida al Seve Trophy!

 

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