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Este US Open también se jugará en buggie

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Cincuenta jugadores consiguieron ayer su billete para el US Open mediante las previas que se disputan en Estados Unidos…

Entre ellos está Davis Love III, capitán estadounidense de la Ryder Cup que ha superado tres de las últimas seis calificatorias que ha jugado. Impresionante. Sin embargo, la historia más asombrosa, entre el medio centenar de héroes, es la de Casey Martin…

Se trata de un profesional de golf de Oregón de 40 años que en 1998 se dio a conocer al mundo tras ganar una larga y peliaguda batalla legal contra el sistema. Concretamente, le permitieron competir al máximo nivel con la ayuda de un buggie. Martin sufre un extraño desorden circulatorio que le provoca muchísimos dolores y que prácticamente le impide completar andando 18 hoyos.

Lo más curioso del asunto es que la primera gran competición que jugó tras la sentencia fue el US Open de 1998, es decir, la última vez que este major se jugó en el Olympic Club de San Francisco, sede a la que regresa este año. Consiguió clasificarse a través de las previas y su imagen en el recorrido californiano subido al buggie traspasó todas las fronteras. Ahora, catorce años la historia se repite y volveremos a ver aquella extraordinaria imagen.

Más allá del buggie, la historia de Martin es muy interesante. En 1999 se sacó la tarjeta del PGA Tour. El Circuito Americano tuvo que autorizar que jugara los torneos en buggie. Sin embargo, no consiguió mantener los derechos esa temporada y al año siguiente decidió aparcar el golf profesional y aceptó una oferta para ser el entrenador jefe de la Universidad de Oregón, cargo que aún ostenta en la actualidad. De hecho, llegó a la previa disputada en el Esmerald Valley Club sin haber cogido un palo en los últimos nueve días, ya que estuvo en las finales de la NCAA con sus chicos.

La historia no deja de tener matices propios de una película de Hollywood. Ya en la previa de ayer, Martin encarriló el pase al US Open haciendo 69 golpes en los primeros 18 hoyos. Todo marchaba bien. De hecho, tenía la clasificación en el bolsillo a falta de cuatro hoyos. Sin embargo, se hacía de noche en Oregon y había que apretar el paso. El cansacio era notable después de casi diez días sin practicar. Empezó a encadenar bogeys y tuvo que salir a jugar un playoff de desempate con otros dos jugadores por sólo dos plazas. Se hizo tan oscuro que incluso se valoró la opción de suspender, pero el propio Martin pidió continuar porque estaba muy cansado y prefería terminar y volver a casa. Tiró el último putt de casi dos metros sin energía… y lo metió. Clasificado. “Ahora me alegro de haber metido ese putt, pero sólo pensaba en terminar y volver a casa”.

La próxima semana tendría que estar viendo un torneo de jóvenes valores. A cambio, estará en el Olympic Club, San Francisco, jugando el US Open y con su buggie.

Por último, y para redondear la historia, resulta que Martin fue compañero de Tiger Woods en la Universidad de Stanford. No hay mejor oportunidad para encontrarse a un viejo amigo.

Todos los resultados de las previas (*)

(*) Aún falta por terminar la de Memphis, suspendida por lluvia.