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Campillo y Otaegui pasan con autoridad y Scott se lleva un palo tremendo

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Adrián Otaegui. © Golffile | Thos Caffrey
Adrián Otaegui. © Golffile | Thos Caffrey

Jorge Campillo y Adrián Otaegui han pasado a los octavos de final del Belgian Knockout tras eliminar respectivamente a Christiaan Bezuidenhout y Maximilian Kieffer. El extremeño, recuperando las mejores sensaciones, cerraba sus nueve hoyos con un acumulado de -2, suficiente para batir al sudafricano, que lo hacía con PAR. No es tan sencillo jugar bajo par en unos recorridos, los del Rinkven International Golf Club (Amberes, Bélgica) tan protegidos por los árboles, pero Campillo remataba una media vuelta de eliminación inmaculada, muy seguro, cogiendo calles y greenes, con dos birdies y sin ningún borrón en la tarjeta.

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Otaegui, por su parte, comenzaba por detrás merced a un birdie en el 1 de Kieffer, pero no mudaba el gesto, comenzaba pronto a producir y terminaba imponiéndose con un acumulado de -2 sobre el alemán, que erraba un putt corto de birdie en el 9 para firmar un -1 insuficiente.

Los dos españoles podrían encontrarse en cuartos de final, ya en jornada de domingo, si esta misma tarde dan buena cuenta de sus respectivos rivales. Campillo se las tiene que ver con el inglés Richard McEvoy, mientras que Otaegui se las va a ver con Matthew Southgate. El posible duelo de españoles en cuartos siempre es una pena, pero también aseguraría a uno en las semifinales…

El drama le ha caído a Scott Fernández, que llegaba con una clara ventaja de dos golpes al último hoyo en su duelo ante el inglés James Heath, pero terminaba siendo eliminado. El granadino fallaba la salida de ese último par 4 que tenía por delante, el del hoyo 18 del Yellow course, y tras sacar la bola a calle, no era capaz de firmar un bogey que al menos le habría permitido salir al desempate, ya que Heath, con un gran segundo tiro, se había dejado dado el birdie. Un mazazo tremendo cuando el español, en realidad, venía de hacer cuatro birdies en los cinco hoyos anteriores, muy enchufado y con pie y medio en los octavos de final. Es lo que tiene este formato: en un solo hoyo puede darse un vuelco total a la situación.

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