Está más que escrito y analizado en los últimos tiempos. Al margen de Sergio García y su magnífica actuación en el British y el Bridgestone, el verano ha sido duro para la Armada española. Entre unas cosas y otras nuestros jugadores apenas han conseguido ponerse mirando al triunfo el domingo durante semanas y semanas.
Y era este un año que había comenzado a todo meter con las victorias de Jiménez, Larrazábal, Sergio, Cañizares… Pero esto es golf y hay que disfrutar el buen momento justo cuando toca, no vaya a ser que tarde en regresar.
Es imposible encontrar una razón que explique el bajón. No existe una causa racional concreta, más allá de la pura coincidencia de determinados bajos momentos de forma, combinados con alguna que otra lesión.
Esta semana en Vilamoura, quien más quien menos, anda a la busqueda de algo. Como casi siempre, por otro lado, pero con más urgencias. Campillo, De la Riva, Otaegui, Elvira, Del Moral, Quirós, Olazábal, Cabrera Bello, Cañizares… Todos ellos andan con la mosca detrás de la oreja, cada cual con sus problemas, unos más pesados que otros. Sin embargo, y también es de justicia aclararlo, prima el sentido común y hasta el buen humor. Nadie se va a tirar por la ventana…
Mucho menos cuando todavía hay pruebas por delante. La de esta semana, sin ir más lejos. Nadie en la Armada, ni el más pesimista, descarta un buen resultado en tierras portuguesas. Y aunque a todos nos gusta cantar victorias, lo importante es lo importante: “que los que andan en una situación más apretada terminen el trabajo y mantengan la tarjeta para el año que viene”, explica Pablo Larrazábal, que no llega precisamente apurado, ni de resultados ni de juego. “Si se pudiera elegir entre un triunfo o que los cuatro que andan apurados salgan adelante (De la Riva, Del Moral, Otaegui y Elvira), creo que todos elegiríamos esto último”, puntualiza.
Y aún podría añadirse: ¿y por qué no ambas cosas?
