– El rough… Aclaremos que muy, muy, a ras de rough en el Real Club de Golf de Sevilla no podemos estar porque apenas veríamos nada. Es la estrella de este Open de España. Subimos un poco nuestros ojos y les contamos…
– 10.000 personas en la primera jornada del Open de España… Sevilla vuelve a responder a un gran evento. Este campo y este público reclama a gritos un torneo del circuito Europeo cada año. Anímense los patrocinadores porque no se van a equivocar…
– Las consecuencias de un enfado… Pelle Edberg falla por la derecha su drive en el 9. Lo paga con el palo. Lo estampa contra el suelo y el grip que se le mueve. Al cambiar las características del driver, consultó con su compañero de partido, Stuart Manley, sí podía volver a usarlo para tirar una provisional por si no encontraba la primera. Para evitar problemas y suspicacias, Manley le aconsejó que usara la madera 3. Tiró con ese palo, acabó encontrando la primera bola y consiguió el birdie. Eso es perder los nervios y saber templarlos a tiempo.
– La bola invisible… Sven Struver ha vivido una de esas anécdotas curiosas que tan poco gustan a los golfistas. El segundo tiro del alemán en el hoyo 10 se topó con un árbol que se encuentra a la izquierda del green. Lo normal en esos casos es que la pelota acabe cayendo. Pero nadie la vio. No estaba en el denso rough que protege el green. Se miró, se remiró y al final se había quedado entre las ramas del pino. El jugador, sus compañeros de partido (Claverie y Moisés Cobo), los caddies y el público se afanaron en buscar la bola en el árbol. Sin embargo, no apareció. Bola perdida y tuvo que repetir el segundo golpe con uno de penalidad. Si la hubiera encontrado, la bola sería injugable y podría haber dropado al lado del árbol.
– Un ojo muy profesional… Eduardo de la Riva lo pasó mal en el hoyo 17. Su tiro desde el tee encontró el rough de la izquierda, justo detrás del búnker. Desde la salida se veía más o menos la bola, pero no se sabía con exactitud donde estaba. El catalán se puso a buscarla y nada, que no había manera. Uno de los voluntarios le indicó más o menos la situación mediante señas, pero tampoco. Le ayudaron sus compañeros de partido, pero allí nadie veía la bola. La frustración de De la Riva aumentaba con el paso de los segundos. Hasta que apareció Nacho Gervás, profesional de golf y comentarista de Golf+. Estaba siguiendo el partido y vio perfectamente la bola. Se acercó en menos de dos segundos la localizó. De la Riva respiró. Bien por el ojo de Gervás.
