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El tapado se nos destapa

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Jorge Campillo pega su segundo golpe en el hoyo 12 del Centro Nacional durante la vuelta de hoy. © Golffile | Thos Caffrey
Jorge Campillo pega su segundo golpe en el hoyo 12 del Centro Nacional durante la vuelta de hoy. © Golffile | Thos Caffrey

– Los zapatos de Jorge Campillo (-7), tuneados con los colores de la bandera de España, están causando sensación en el Centro Nacional. El caso es que él tenía sus dudas y no terminaba de verse, sencillamente porque le horroriza llamar la atención. El extremeño era antes de comenzar el torneo el ‘tapado’ entre los candidatos al triunfo a juicio de la Armada española y, por el momento, gracias a una notable vuelta de 67 golpes, ha respondido a las expectativas de sus compañeros. El tapado, como se ve, se destapa: bien coloreado con el rojo y gualda en los pies y firmando una tarjeta que lo único que hace es reconfirmar por enésima vez que el 2018 es su año.

Y si encima contamos que en el hoyo 10, par 5, ha pegado un hierro 7 de dos a green, quizá haya quien piense que también se ha destapado como un mega pegador. En realidad, y aunque el muchacho no va corto, su bola desviada a la izquierda desde el tee cogía el canalillo que discurre junto a los caminos de cemento y terminaba recorriendo unos 340 metros, una bestialidad. Otra cosa fue cómo encontrarla, pero muchas veces hay un par de ojos caritativos que han seguido la carambola y pueden echarte una mano… (VER VÍDEO).

Alejandro Cañizares (-5) apenas había podido siquiera dar bolas antes del torneo. No termina de curarse esa muñeca izquierda maltrecha y casi puede decirse que se maneja en el día a día, cruzando los dedos para que la lesión no se le irrite más de la cuenta. Sin embargo, hoy cerraba una espléndida vuelta con un registro que lo dice casi todo: 17 greenes en regulación. Reconoce Cañi que cuando se vio ya para pasar el corte los nervios se le fueron poniendo en punta, pero este hombre tiene suficiente experiencia como para saber manejarlo.

Pep Anglés (-6) ha sacado de nuevo la ametralladora: cinco birdies por los segundos nueve hoyos de su vuelta para cerrar una vuelta de 66 y pasar el corte sobrado tras la ronda de PAR del jueves, insuficiente a todas luces. Y decimos de nuevo porque no es la primera vez que le ocurre algo parecido en poco tiempo. Hace unas semanas, en Qatar, viniendo también a la desesperada en la segunda jornada, cerraba la ronda con seis birdies por los últimos nueve hoyos, aunque en aquella ocasión no le valía para meterse en el fin de semana. De repente, el reflexivo Anglés se nos dispara como si no hubiera un mañana para hacer birdies. Debería medir y discernir qué tecla toca para provocar tales tornados, pero el problema es que no siempre existe una causa pelada y concreta… Por lo pronto, lo que hoy decidió fue simplemente dejar que salieran las cosas, sin forzar la máquina, sin buscar el birdie antes de llegar al green… Y mano de santo.

Alejandro Cañizares, durante la segunda ronda del Open de España. © Thos Caffrey | Golffile
Alejandro Cañizares, durante la segunda ronda del Open de España. © Thos Caffrey | Golffile

Samuel del Val (-5) no sólo ha pasado el corte en el Open de España con una fabulosa tarjeta de 65 golpes, sino que también se ha quitado un peso de encima enorme. Ayer acabó la vuelta con un pie fuera del torneo. Una tarjeta de 74 golpes en un campo donde se está volando tan bajo es casi una sentencia a muerte. Además, estaba descolocado. Él es habitualmente un fantástico pegador de hierros largos, pero el jueves fue un drama. «En los hierros 3 creo que mi media de proximidad al hoyo fue de 40 yardas. No sé que pasaba, pero no hacía más que pegar una plancha detrás de otra. Al acabar la ronda, le pregunté por whatsapp a mi entrenador, Jorge Parada (vive en Estados Unidos), y le mandé un vídeo. Rápidamente me preguntó: «¿estás fallando igual con los hierros cortos? Me dijo que no y me comentó que seguramente sería un problema de posicionamiento de la bola», explica Samuel a Tengolf. Y así fue, con tantos días de mal tiempo, con viento, ha estado pegando a la bola algo más retrasada desde que llegó a Madrid y se había descolocado un poco. Ha sido realizar ese pequeño ajuste y pegar un tirazo detrás de otro. «Y mañana, a seguir atacando porque no tengo nada que perder», señala.