El Open de Francia no puede desligarse este año de la Ryder Cup. De hecho, el recorrido Albatros del Golf National, escenario de ambas pruebas con un margen de diferencia de apenas cuatro meses, va a pasar de alguna manera un test con vistas a la gran cita bianual del golf mundial. Test en todos los sentidos, comenzando por la preparación del campo y siguiendo por la organización y la intendencia.
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Esta semana, por tanto, tiene sabor Ryder. Tanto es así que Thomas Bjorn ha convocado a un buen puñado de jugadores y colaboradores para una cena esta misma noche. Allí van a estar, por ejemplo, los tres españoles con más opciones de meterse en el equipo, Sergio García, Jon Rahm y Rafa Cabrera Bello, así como otros muchos candidatos. Se trata, como es lógico, de ir calentando motores, de ir creando ese ambiente único y especial y, sobre todo, de trasladar el mensaje claro de que todavía hay mucho que decidirse en la composición del equipo y que el capitán no se desentiende de nadie.
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Sorprende en cualquier caso que sólo haya venido un jugador del probable equipo estadounidense, Justin Thomas, con la intención de estudiar el terreno… Ya les contará a sus compañeros, eso sí, que los greenes se van a mantener durante toda la semana a una velocidad de 11 en el stimpmeter, una clarísima declaración de intenciones de cara a la Ryder (no hace falta señalar que los americanos se sienten mucho más a gusto en tapetes más rápidos). O también podrá explicarles cómo está el rough a poco menos de dos metros de la calle, realmente duro, muy duro y espeso (más de una y de diez bolas se van a perder esta semana en su frondosidad, al tiempo).
