El ‘retrato robot’ del jugador perfecto de golf (o de fútbol, o de baloncesto, o de lo que sea) es un recurso periodístico recurrente, manido, pero casi siempre efectivo. Ya saben, aquello de mi jugador ‘10’ tendría el drive de fulano, las maderas de calle de zutano, el juego corto de mengano… Y así.
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Pero se le puede dar una vuelta de tuerca al asunto para que resulte más interesante. Por ejemplo: le hemos propuesto a varios jugadores que fabriquen un jugador top ten del mundo, pero partiendo de las cualidades de jugadores que a día de hoy se encuentren más allá del top 100 del mundo. Hoy ha sido Jorge Campillo quien de momento se ha prestado al experimento.
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¿Se puede realmente construir un mega crack que incluso se postule por ser número 1 del mundo, uniendo lo mejor de otros jugadores que en el momento actual no están ni siquiera dentro de los cien mejores del mundo? La respuesta es clara y concisa: por supuesto que sí.
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Establecemos seis parcelas técnicas: drive, madera de calle, hierros, approach corto (a una distancia de green de entre 100 y 30 metros), juego estrictamente alrededor de green y putt. Y una séptima parcela que tiene más que ver con la parte emocional, y que resumimos en la actitud.
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Establecidas las reglas, vayamos primero con el ‘Frankenstein’ de Campillo, que no tiene desperdicio y que también nos ayuda a dar valor a las cualidades específicas de otros jugadores que, en algunos casos, no son tan seguidos por el gran público.
DRIVE. Campillo se toma su tiempo y finalmente elige a Sean Crocker, un driveador que en efecto la parte desde el tee.
MADERAS DE CALLE. En este punto el extremeño lo tiene un poco más claro: Fabrizio Zanotti. En efecto, el paraguayo es un prodigio con este palo.
HIERROS. Finalmente, Jorge se decide por el francés Alex Levy.
APPROACH CORTO (ENTRE 100 Y 30 METROS DE GREEN). Tampoco en esta parcela tiene demasiadas dudas: David Lipsky.
JUEGO ESTRICTAMENTE ALREDEDOR DE GREEN. En este punto Campillo se termina decantando por el producto nacional y se queda con Pablo Larrazábal. Las manos del barcelonés, en efecto, son muy valoradas en el circuito.
PUTT. En este punto el extremeño tiene pocas dudas y se queda con el inglés David Horsey.
ACTITUD. Y finalmente, en este apartado, el único que no es técnico, pero que tantas veces marca la línea entre el éxito y la irrelevancia, Jorge elige al italiano Renato Paratore. Sin duda, una excelente opción.