– Valderrama, de repente, se le aparece al jugador cuajado de trampas y cepos. Algo así le ha ocurrido a Jon Rahm en su estreno profesional en España y en el recorrido de Sotogrande. Esta es la gracia y la desdicha de este campo, mil veces formulada: no siempre un aparente buen disparo termina en calle ni tampoco la calle asegura un tiro franco a green. A partir de aquí, como parece obvio, ayuda mucho el hecho de haber jugado más veces el campo.
Valderrama es todo un reto. Realmente no da respiro en ningún momento: ahí estaba el registro de +3 empujando para entrar en el corte al final de la tarde, y eso en una jornada más bien benigna, con los greenes blandos y con un viento moderado. A Rahm le ha cogido demasiadas veces con el pie cambiado y, al final de la vuelta, reconocía con deportividad haber salido derrotado de esta primera escaramuza. Sin embargo, tal y como hemos apuntado ya infinidad de veces, Jon aprende rápido y un minuto después de atender a los medios después de la ronda, aún de pie, ya estaba realizando un primer análisis junto a Tim Mickelson. “Se lo he dicho a mi caddie: mejor quitarse el día malo en la primera jornada y no en la última. Esto no ha acabado”, sentenciaba el de Barrika. Tiene ganas de pelea. Mañana, a partir de las 9,15 de la mañana, se retoma el partido Valderrama-Rahm a partir del minuto 22 de la primera parte… Una vuelta al par del campo debería valerle para pasar el corte, pero quizá necesite un poquito más para meterse en la pelea con más garantías de cara al fin de semana.
– Un día duro para la Armada. Pero con matices. Primero, porque la presencia de Sergio y Larrazábal en lo más alto de la tabla viste mucho y tiene un gran valor. Segundo, porque la vuelta de Gonzalo Fernández Castaño (PAR), en su regreso a España, ha sido de notable, sobre todo teniendo en cuenta cómo había comenzado, tres arriba en el primer tercio de la vuelta. Por un momento, nos confesaba el madrileño, se le aparecía tintineando en el cerebelo la maldita pregunta: “¿pero qué hago yo aquí?”. Afortunadamente, apretó los dientes a tiempo y espantó la tentación.
Algo parecido puede señalarse del resultado y la jornada de Adrián Otaegui (PAR), que arrancaba con muchas dudas y luego enderezaba el día, con lo complicado que resulta enderezar a base de birdies en este campo… El +1 de Cañizares y hasta el +2 de Campillo, Elvira y Pigem no pueden considerarse malos. Aquí no. Esta semana, no.
– Luiten, colíder junto a Sergio, coge rachas de locura. Entre los hoyos 3 y 8, hoy su segunda mitad de la vuelta, ha pegado hasta cuatro hierros para dejarse sendas opciones de birdie… ¡desde menos de un metro en todas y cada una de las ocasiones!
– Las declaraciones de Robert Rock (-4) después de entregar la tarjeta son de lo más expresivas y describen muy bien lo que Valderrama puede hacer sentir a estos jugones: “esta es mi mejor tarjeta en Valderrama. Estuve catorce hoyos muy concentrado, pero lo pasé mal en el tramo final. En cuanto cometes un bogey, empiezas a ver posibilidades de hacer más. Se me fue de las manos, perdí dos golpes en cinco minutos y tuve que recomponerme. Después de haber llegado a -6 me conformaba con acabar con -3, pero metí un putt de casi siete metros para par en el 18. Cuatro menos es un buen comienzo de torneo y estoy satisfecho. El campo estaba más blando y eso nos ha facilitado las cosas, pero siempre es complicado y exige la máxima atención en cada golpe. Los greenes son pequeños y muy movidos, así que hay que atacarlos con el golpe correcto. Aun así, patear es complicado.”
