El viento y el agua han ganado protagonismo y no han llegado a la decena las tarjetas por debajo de setenta golpes en la tercera jornada del Open de Escocia, así que se espera un domingo colmado de emociones en el Dundonald Links, porque la clasificación anda prieta.
Callum Shinkwin (-9) es el único de los tres líderes de ayer que ha mantenido el tipo (han caído Knappe y Harrington, con especial estrépito el irlandés), aunque el joven inglés está ahora acompañado en el liderato por Ian Poulter y Andrew Dodt. Por detrás de ellos, hasta 27 jugadores en un margen de cinco golpes buscarán su oportunidad en la jornada decisiva.
Rafa Cabrera Bello (-5) es uno de ellos. Aunque las condiciones han sido malas para todos, el día si acaso se iba complicando según pasaban las horas y el canario ha sido uno de los que ha aprovechado la oportunidad, firmando uno de los escasos sesentas y tantos (69). Rafa iba hoy desatado. Sin guardarse nada. Buena prueba de ello es su tarjeta, cuajada de birdies, ocho, y bogeys, cinco. Y a punto estaba de embocar desde la arena en el 18 para cerrar con un eagle apoteósico. Su esfuerzo y remontada, en todo caso, han sido encomiables y todavía está en disposición de llevarse el gato al agua, saliendo a cuatro golpes de los líderes.
Adrián Otaegui (-4) ha aguantado el chaparrón, nunca mejor dicho, enderezando una ronda que no había comenzado nada bien. Saldrá a cinco de los líderes y a dos de la tercera plaza que se reparte para el British, así que todavía tiene cosas que decir. Ahora que ya tiene atada la tarjeta para 2018, quizá fuera un buen momento de salir a jugar con un punto más de agresividad… Aunque nunca se sabe cuál es la estrategia adecuada, y mucho menos en un links. Alejandro Cañizares (-1) ha ganado un buen puñado de puestos con su vuelta de 72 y Jorge Campillo (-2) apenas se movía en la tabla con la suya de 73.
